A semanas de cumplirse 40 años del Golpe de Estado, en las costas de la región de Atacama se encontraron vestigios de la Caravana de la Muerte que dejó una estela de dirigentes políticos ejecutados a lo largo del país en 1973.

Un militar que participó en aquel mortífero despliegue reveló antes de morir la ubicación donde varios cuerpos de militantes de izquierda fueron lanzados al mar atados a pesados rieles, con el fin de hacer desaparecer sus restos, lo que entonces lograron con éxito.

Fue así como la Policía de Investigaciones encontró cerca de cinco piezas de rieles en el fondo marino de la comuna de Caldera, lugar donde continúa la búsqueda ante la posibilidad de encontrar más evidencia.

Los trozos de metal serán periciados por el Laboratorio de Criminalística de la policía civil, para determinar si es posible identificar algún elemento adherido. El hallazgo permanecía en secreto, según informó la agencia internacional de noticias EFE, causando molestia en familiares de ejecutados políticos y organizaciones de derechos humanos.

Pese a que resulta casi imposible determinar identidades de las víctimas arrojadas al mar, se podría establecer alguna relación con la muerte de 26 personas en Calama, y otras 3 ejecuciones registradas en Copiapó, en octubre de 1973.