Un incidente en que ocho personas resultaron heridas por disparos de una patrulla militar en el sudeste de Perú será investigado hasta las últimas consecuencias al comprobarse que ninguno era terrorista, informó este martes el Fiscal de la Nación, José Peláez.

La versión oficial del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas dice que una patrulla de soldados y policías abrió fuego el lunes contra una camioneta en que viajaban nueve personas y desde la cual un “probable delincuente terrorista” disparó contra los uniformados.

Sin embargo, el fiscal Peláez afirmó que “ya ha quedado plenamente establecido que ninguna de las personas que viajaban en el vehículo, entre ellas un niño de un año, tuvieran algo que ver con el terrorismo” y subrayó que un fiscal realizará las investigaciones “hasta las últimas consecuencias”.

Las autoridades militares acusaron a uno de los pasajeros, José Aspur Oscco, de tener vinculaciones con la guerrlla maoísta Sendero Luminoso.

“Eso es mentira, me detuvieron en 1984, me torturaron dos semanas y salí porque no había pruebas contra mí, yo siempre voto en las elecciones, todos me conocen en Quillabamba”, dijo Aspur a periodistas.

El hecho ocurrió en una ruta de la zona selvática de Ozonampiato, distrito de Echarate, provincia de La Convención del surandino departamento de Cusco. Cuatro de los heridos tienen heridas de consideración.

Esa región es refugio de un grupo considerado remanente de Sendero Luminoso, agrupación desarticulada a mediados de los años 90.

La autoridad militar aseguró que la camioneta realizaba “maniobras sospechosas” e hizo caso omiso a la orden de alto la madrugada del lunes, por lo que los efectivos hicieron uso de sus armas, hiriendo a ocho personas, cuatro de ellos con lesiones de consideración.

En las cercanías, según el comando militar, se encontró un fusil G-3 con el que se habría disparado a la patrulla.

Uno de los heridos, el conductor Rómulo Almirón, dijo que “es mentira que había terroristas”, mientras la pasajera Ricardina Ochoa, que perdió dos dedos y está herida en una rodilla, dijo al diario El Comercio: “Veníamos tranquilos, después comenzaron a caer las balas como lluvia. Nos bajaron a lo bestia y en el suelo sentí que me moría”.