Se inició la investigación judicial sobre la muerte de una mujer, a quien presuntamente se le negó la posibilidad de poner fin a su embarazo mientras sufría un aborto espontáneo, el lunes en la localidad de Galway, en el oeste de Irlanda, luego de que el caso provocara una oleada de indignación.

Savita Halappanavar, una dentista de 31 años que estaba embarazada de 17 semanas, falleció en octubre en un hospital de esta localidad, donde acudió con fuertes dolores de espalda.

Tras ser informada por los médicos de que estaba sufriendo un aborto espontáneo, pidió varias veces que pusieran fin a su embarazo, según su viudo, Praveen, pero los médicos se negaron a hacerlo mientras hubiera latido fetal.

La mujer falleció pocos días después de septicemia en la unidad de cuidados intensivos.

“Los próximos días van a ser muy difíciles”, declaró el viudo al llegar al tribunal, expresando la esperanza de que esta investigación pueda aclarar lo que ocurrió.

La investigación judicial, conocida como “inquest” en derecho irlandés y británico, tiene el objetivo de establecer las circunstancias exactas de una muerte violenta o inexplicada.

La medida “busca establecer la causa de una muerte, disipar rumores y llamar la atención sobre cualquier hecho que, si no se remedia, puede conducir a otras muertes”, explicó Ciaran McLoughlin, el juez forense que preside la vista, asegurando que se trata de un proceso “abierto y transparente”.

Los investigadores recopilaron 60 testimonios de personal del hospital, policías y especialistas fueron recopilados, aunque no todos los testigos declararán durante esta inquest, que debería toda la semana.

La tragedia de Savita Halappanavar avivó el debate sobre el aborto en la católica Irlanda, donde está prohibido salvo cuando la vida de la madre está en juego, según una decisión de la Corte Suprema de 1992.

Sin embargo, hasta el día de hoy no se ha votado ninguna ley para hacer aplicar este fallo.

Tras el caso de Savita Halappanavar, el gobierno anunció sin embargo su intención de legislar antes del verano (del hemisferio norte) sobre esta cuestión que divide a la opinión pública.

En 2010, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó a Irlanda por haber obligado a una mujer enferma de cáncer y que temía que un embarazo agravara su estado a ir a abortar al extranjero. Unas 4.200 irlandesas, según las estimaciones, abortan cada año en el Reino Unido y otros países de la Unión Europea (UE).