Pobladores del balneario mexicano de Acapulco y sus alrededores, donde este lunes comenzará el Abierto Mexicano de Tenis, anunciaron el domingo un levantamiento armado de autodefensa por la pasividad de las autoridades ante una ola de crímenes en la zona, que incluso dejó víctimas extranjeras.

El movimiento protagonizado por los pueblos del turístico puerto Acapulco y del municipio vecino Coyuca de Benítez, ambos localizados en el estado de Guerrero, busca defender la zona rural que comparten de los secuestros, asesinatos y permanentes extorsiones del crimen organizado, en un país en el que el índice de impunidad asciende a 99%.

Este levantamiento deriva del surgido en Ayutla de los Libres el 6 de enero, cuando unos 800 hombres encapuchados y armados con machetes y escopetas conformaron en la zona montañosa de Guerrero las llamadas policías comunitarias, que a través de patrullajes y retenes capturaron a más de medio centenar de supuestos delincuentes, todos ellos actualmente liberados o en manos de la justicia oficial.

“A partir de hoy (Acapulco y sus alrededores serán) territorios libres de delincuencia”, advierte el nuevo grupo en un manifiesto leído el domingo en Coyuca de Benítez, donde en 1996 apareció por primera vez de manera pública el grupo guerrillero Ejército Popular Revolucionario.

Actualmente, la población de esa zona serrana de Guerrero ha sido víctima de caciquiles dedicados al narcotráfico, de la tala forestal desmedida y de bandas criminales, que recientemente han atacado por igual a visitantes extranjeros.

Este sábado, un ciudadano belga de 58 años fue asesinado a balazos durante un aparente intento de asalto en Acapulco, cerca de la sede del Abierto Mexicano de Tenis, que se iniciará este lunes con la presencia del tenista español Rafael Nadal y otras personalidades internacionales de ese deporte.

En la misma zona, llamada área Diamante, seis turistas españolas fueron violadas el 4 de febrero por siete varones de entre 16 y 30 años, quienes armados y encapuchados irrumpieron en el bungalow donde se hospedaban y robaron sus pertenencias.

Según las autoridades, los grupos de autodefensa no están facultados para juzgar y sancionar, pero las policías comunitarias dicen ampararse en las normas de usos y costumbres por las que se rigen los pueblos indígenas en varios estados de México.

Aunque la población de Acapulco y sus alrededores no es indígena, Carlos García Jiménez, uno de los voceros del grupo de autodefensa Unión de Pueblos de Coyuca y Acapulco, aclaró que usarán capuchas e iniciarán patrullajes a partir de esta semana en al menos 20 comunidades.

El fenómeno de las policías comunitarias se extendió recientemente a los estados de Michoacán (oeste), Oaxaca (sureste) y al estado de México (centro), en un país convulsionado por una ola de violencia que en el sexenio del expresidente Felipe Calderón (2006-2012) dejó más de 70.000 muertos, según cifras oficiales.