Los familiares de los 362 reos que murieron hace un año en un incendio en el penal de Comayagua, centro de Honduras, exigieron este miércoles al presidente Porfirio Lobo pedirles perdón y presentar a los responsables por la tragedia.

“Estamos pidiendo al presidente que pida perdón públicamente a los familiares y que presente a los responsables para que el ministerio Público les deduzca las responsabilidades”, expresó a la AFP el presidente de la asociación de los familiares, Geovani Vásquez.

Los familiares anunciaron una protesta el jueves ante el ministerio de Justicia y Derechos Humanos para hacer el reclamo.

Vásquez, que perdió a su hijo de 22 años, Noé, señaló que “el director, el comandante de guardia y el llavero (tenedor de las llaves) son los responsables”.

“Ya se han presentado pruebas a las autoridades y no han hecho nada, ese caso tiene que ir a los tribunales internacionales”, advirtió Germán Rubio, quien también perdió a su hijo, de igual nombre y 20 años.

La medianoche del 14 de febrero pasado, un incendio desatado en la prisión de Comayagua -90 km al norte de Tegucigalpa- se convirtió en un infierno para los 852 reclusos que la ocupaban, muchos de los cuales murieron atrapados en las celdas, calcinados y asfixiados por el humo.

Las llaves de las celdas se extraviaron o confundieron y la tardanza en abrirlas fue fatal para la mayoría de los recluidos en cinco de las diez celdas, diseñadas originalmente para albergar a 45 personas cada una, pero que entonces se hallaban sobrecargadas en algún caso por hasta 110 reos.

Sobre la tragedia, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (ATF por sus siglas en inglés) realizó una investigación a pedido de las autoridades hondureñas y estableció que el origen del fuego “fue accidental”, causado por una llama abierta, probablemente un cigarro, un encendedor o un fósforo.

Según organismos de derechos humanos y entidades estatales, las 24 cárceles hondureñas enfrentan severos problemas de hacinamiento, ya que fueron construidas para albergar a unos 8.000 presos, pero hoy mantienen a unos 13.000, el 60% de ellos sin condena.