Anders Behring Breivik, condenado este viernes a 21 años de prisión por la masacre que el año pasado costó la vida a 77 personas en Noruega, padece trastornos de personalidad, pero no una psicosis que justifique su internamiento en un psiquiátrico, según el tribunal de Oslo.

“La Corte estima que tiene trastornos de personalidad, rasgos antisociales y narcisistas”, declaró la jueza Wenche Elizabeth Arntzen, para explicar el veredicto, después de haber recalcado que para los jueces el acusado no mostraba “ningún síntoma” que revelara una esquizofrenia.

La cuestión más controvertida del juicio fue el estado de salud mental de Breivik.

Un primer examen psiquiátrico encargado por la justicia concluyó que padecía “esquizofrenia paranoica” y era, por lo tanto, irresponsable penalmente, pero un segundo reveló trastornos de la personalidad, “antisocial” y “narcisista”, pero ningún signo de psicosis.

Después de descartar los elementos constitutivos de una esquizofrenia señalados por la primera prueba, como las alucinaciones, la utilización de neologismos y la incapacidad para desenvolverse en sociedad, los cinco jueces se decantaron por la segunda evaluación.

El 22 de julio de 2011, Breivik mató a 77 personas, ocho de ellas en un atentado con bomba contra la sede del gobierno en Oslo, y 69, principalmente adolescentes, en un tiroteo contra el campamento de verano de las Juventudes Laboristas en la isla de Utoya, disfrazado de policía.

La pena podrá ser prolongada de forma indefinida mientras que Breivik sea considerado peligroso.