Brasil arrancó bien, pero la falta de concentración llevó a errores y a la derrota frente a Estados Unidos (3-1), que en una reedición de la final del vóleibol olímpico de 2008 en Londres, repitió la historia y nuevamente se convirtió en su verdugo.

Los del Tío Sam perdieron el primer set por 25-23, pero rápidamente aceitaron la máquina, redujeron los errores, y apoyados en la potencia del capitán Clayton Stanley, David Lee, William Priddy y Russell Holmes remontaron y vencieron los siguientes tres de forma contundente por 27-25, 25-19 y 25-17

Ambas selecciones llegaron invictas y sin perder ni un set. Para Estados Unidos, éste fue su primer rival de peso, pues Alemania y Serbia no ofrecieron la menor resistencia. Mientras que por su parte Brasil estaba motivada por su victoria ante Rusia y ante Túnez en el debut.

El partido fue electrizante en esta reedición de la final de Beijing, con ambos equipos entregándolo todo en la cancha, en un clásico de altísima calidad, con mucha fuerza y con dos equipos que ratificaron sus aspiraciones al podio.

Una vez más, Brasil comenzó bien ubicado en la cancha. Las colocaciones del levantador Bruninho Rezende perfectas para que Leandro Vissoto, Lucas Saatkamp y Murilo Endrés marcaran con su fuerza descomunal desde las bandas y el centro.

Fue un espectáculo además la rapidez con la que Brasil y Estados Unidos definieron los primeros puntos, pero después los errores -principalmente en el servicio y en mates largos- los que pesaron en la derrota auriverde.

En la próxima jornada, el sábado, Estados Unidos recibe a la poderosa Rusia, ya derrotada por Brasil, que a su vez se mide a Serbia. En la última fecha enfrentan a Túnez y Alemania respectivamente, rivales que en teoría no les darán dolores de cabeza