Es un hecho real: considerando los cronos que se han barajado para entrar en final en los últimos cuatro grandes certámenes mundiales, esto es, los Olímpicos 2008 y los Mundiales 2009 y 2011, y considerando también el nivel de marcas estampadas este año en el ranking mundial, es estadísticamente esperable que el acceso a la final para las ocho mejores en la prueba más larga de la natación femenina en la alberca olímpica, los 800 metros libre, se selle bajando o al menos rozando los 8.27,00 minutos.

Es que los registros para entrar en final son más duros incluso que los que se logran en la final misma. Y si este jueves, a las 5:20 hora chilena, la nacional Kristel Köbrich logra estar en ese rango de marcas cuando intervenga en la cuarta de cinco heats clasificatorias para la final del viernes, podría enfrentarse por primera vez a la posibilidad de entrar en la carrera de definición tras el metal.

Por cierto, se esperaba que estuviera en un crono rápido en los 400 metros, los que nadó para adquirir rodaje previo a los 800 y para entrar en ritmo de competición, pero finalmente estuvo en los 4.12,00 por lo que cómo llegará su esprintada a la heat de manaña, es una incógnita.

¿Puede la chilena situarse en el nivel de los 8.27,00? Lo cierto es que tras ser 15ª en Atenas 2004 y 20ª en Beijing 2008, hoy la chilena llega con un mejor registro personal de 8.27,90 logrado en 2009. Su crono más actual, que de hecho es su registro de presentación a estos Juegos Olímpicos Londres 2012, son los 8.28,76 logrados en 2011. Pero si quiere tener acceso a las ocho mejores, necesariamente debe al menos estar en posición de bajar los 8.27,00.

Y es que si bien el nivel global de las marcas no ha estado tan fuerte en esta temporada, de todas formas hay nada menos que nueve nadadoras que estarán en la piscina londinense y que han bajado de 8.27,00 este año. De manera el acceso a final estará muy duro.

En este marco, ¿por dónde pasa la posibilidad de que Kristel Köbrich entre a una final? Claramente, si quiere hacer historia acuática y anotar la que sería la primera final de la natación criolla en unos Juegos Olímpicos, tendrá que llegar mañana exhibiendo un desarrollo importante no sólo de sus capacidad aeróbica o de resistencia, que de hecho es su gran fuerte, sino también de una capacidad láctica o velocidad, muy importante para atacar en las fases clave de la carrera, esto es, el comienzo y el final, porque es en las fases de esprintada donde las líderes sacan su mayor ventaja.

Los cronos para entrar en una final de megaevento son claros: en los Olímpicos de Atenas 2004 la octava clasificada a la final cronometró 8.34,15; en Beijing 2008, 8.25,91; en el Mundial Shanghai 2011, la octava clasificada a la final entró con 8.28,75; y la octava del ranking mundial 2012 figura con 8.25,71. De modo que la combinación de todas estas cifras de final permiten indicar que con una muy alta probabilidad el registro necesario para ingresar a la definición para las ocho mejores en Londres 2012 será de 8.27,00 y fracción. O de 8.26,50 incluso.

Es con este panorama que deberá entrar en las aguas olímpicas la gran estrella de la natación chilena de todos los tiempos, la magnífica fondista Kristel Köbrich. Su mejor registro está en los 8.27,90 con que fue octava en empate en las clasificaciones del Mundial Roma 2009. Es un rango de marcas que no ha repetido, pues su mejor registro del año pasado es de 8.28,76 y este año va 29º en el ranking mundial con 8.31,09. Pero, ojo, que su maximarca de 8.27,90 la tendría este año nada menos que en lugar 16 del listado 2012 y ese es un gran antecedente para Londres.

¿Qué necesita la chilena para lograr ese rango de marca y optar así a una final histórica? Lo cierto es que, para Kristel Köbrich, el dominio del tema aeróbico, es decir de resistencia, es absoluto. Pero no así en la esprintada, es decir, en las fases de la carrera que requieren de velocidad, como son la largada y el cierre de la prueba. En el Mundial de Roma 2009, cuando logró su gran marca de 8.27,90 ese crono se debió especialmente a su tremendo trabajo de sprint que le permitió acercarse a las líderes.

Y para tener velocidad, la condición láctica es vital. En los 800 metros libre, pese a ser una carrera de endurance acuática, la clave además de la resistencia obvia basada en la capacidad aeróbica, es ni más ni menos que la velocidad: lograr un arranque y una llegada rápidas son ley, porque es en esos puntos, la salida y la llegada, donde en los anteriores Juegos sus rivales le han sacado mayor ventaja.
Son puntos especiales en lo técnico, con zambullida (menor cantidad de metros nadados) y llegada respectivamente, pero más allá de ello, la comparación entre los cronos de cada nadadora arroja conclusiones vitales: si consideramos como ejemplo los resultados de las clasificaciones del Mundial 2011, los parciales cada 50 metros dan cuenta de que es justamente el primer “50’’ donde las líderes establecen su ventaja comparadas con el resto: la ganadora de la etapa estableció un parcial de salida de 29.30 segundos para ese primer medio hectómetro; la segunda, 29.42; la tercera, 29.90; y Köbrich, quien fue novena en la carrera, marcó 30.40 para ese primer tramo: más de un segundo atrás de la mejor.

En cambio, si la comparación se hace en el octavo “50’’, a la altura de los 400 metros, y ya en un nado pleno de resistencia, claramente las diferencias se acortan a favor de la chilena, porque lo que pesa es la capacidad aeróbica: la líder anotó 31.78; la segunda 31.43; la tercera 32.24; y Köbrich 31.95, a apenas 18 centésimas de la mejor. Brillante.

Pero, si vamos al último “50’’, nuevamente la velocidad de las fondistas se vuelve vital: la puntera registró 29.51; la segunda 30.38; la tercera 29.89; y Köbrich 30.91, a un segundo y medio de la ganadora.

La excepción que confirma claramente esta regla la ofrece la misma Köbrich: en el Mundial de Roma 2009, cuando logró su gran marca de 8.27,90, ese crono se debió especialmente a su tremendo trabajo de sprint que le permitió acercarse a las líderes. La primera clasificada a la final anotó entonces 28.96 en el primer 50 y Köbrich excelentes 30.08 a sólo 12 centésimas; en el octavo parcial de 50 metros, a la altura de los 400, donde la ley imperante es la resistencia, la primera anotó 31.83 y Köbrich 32.23 a sólo 40 centésimas; y en el último 50, la primera registró 31.45 y Köbrich 30.84, ya con menos capacidad de esprintada.

Como conclusión: el gran trabajo de entrenamiento de la chilena Kristel Köbrich puede verse coronado con un gran resultado si ha sostenido su enorme y mil veces probada resistencia. Y si además la acompaña la velocidad que otorga un buen trabajo láctico, el panorama puede ser sumamente auspicioso para la gran nadadora criolla en Londres 2012.

Entonces, cuando Kristel Köbrich ingrese a las aguas en busca de mejorar su récord sudamericano, lo cierto es que en ese intento se jugará también reales posibilidades de conseguir una final.