El ministro del Interior colombiano, Federico Renjifo, anunció este lunes que el gobierno y los delegados indígenas del departamento de Cauca (suroeste), que piden el retiro de la fuerza pública y la guerrilla de esa zona del país, proseguirán el diálogo el próximo viernes.

“En Popayán (capital del Cauca y 650 kilómetros al suroeste de Bogotá) vamos a continuar el viernes el diálogo, donde vamos a discutir temas de los derechos humanos de los indígenas”, dijo Renjifo a periodistas tras reunirse durante dos horas y media con los voceros de la etnia Nasa-Paez.

La reunión de este lunes, que tuvo lugar en la población de Santander de Quilichao (Cauca), fue “franca y de muy buena fe” y, además, “el diálogo fue fluido y no hubo ningún tema que hubiera sido vedado”, puntualizó el ministro.

La AFP intentó contactar telefónicamente con Feliciano Valencia, líder de los indígenas y también participante en la reunión, pero no obtuvo respuesta. Sin embargo, otro de los dirigentes indígenas, Luis Acosta, confirmó a la AFP la existencia de la “mesa de diálogo del viernes”, aunque él no participó en el encuentro de este lunes.

Respecto a la exigencia de los indígenas de que la fuerza pública salga de la zona, el ministro Renjifo dijo que “la posición del gobierno ha sido clara desde el principio y eso es lo que tenemos que entender. Nosotros hemos dicho desde el principio que las fuerzas militares no tienen ningún territorio vedado”, subrayó.

Renjifo emprendió el diálogo con los aborígenes para tratar de encontrar caminos y soluciones a la problemática de la región, fuertemente afectada por la presencia de la guerrilla comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a la que los indígenas también quieren expulsar de la zona.

Desde hace dos semanas estas comunidades nativas vienen reclamando la salida de sus territorios de los actores armados del conflicto, al considerar que las únicas víctimas de la confrontación entre las FARC y el ejército colombiano son los habitantes de los pueblos allí localizados.

La decisión de los aborígenes llevó a una serie de enfrentamientos con la fuerza pública, que dejaron como saldo la muerte de un indígena y de un campesino, en unos hechos que investigan las autoridades.