Parecen monstruos legendarios, capaces de una destrucción sólo concebible en una película de horror. Desafortunadamente, como descubrimos en febrero de 2010 los maremotos o tsunamis no sólo son reales, sino amenazas siempre latentes en las costas de uno de los países más sísmicos del mundo.

Con olas que pueden alcanzar la misma altura de un edificio de 3 pisos, escapar a la furia del mar embravecido requiere acciones inmediatas por parte de los afectados, en una situación donde un error u omisión en cuanto a los pasos a seguir puede costarles la vida.

Mediante testimonios recogidos en entrevistas a las víctimas durante los 80 y los 90, un equipo de científicos del USGS de Estados Unidos junto a las Universidades Austral de Chile, de Tokio y de Washington, prepararon una guía de supervivencia basados en la mayor catástrofe sísmica de la que se tenga registro: el terremoto y posterior tsunami de Valdivia en 1960, que afectó a todas las costas del océano pacífico, provocando cientos de muertos.

Se trata de 13 puntos que es necesario conocer de antemano y recordar ante la eventualidad de una nueva emergencia. Conceptos que, asimilados adecuadamente, pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte.

1. Un tsunami puede ser mucho más letal que el terremoto que lo produce

Para producirse un tsunami destructivo, primero debe ocurrir un sismo de grandes magnitudes. Esto lleva a la gente hacia dos pensamientos opuestos, pero igualmente erróneos: que no vale la pena preocuparse por un maremoto porque primero los matará el sismo, o que si sobreviven a la sacudida ya pueden sentirse seguros.

La verdad es que un tsunami puede ser mucho más letal que el terremoto que lo produjo, sobre todo sobre tierras bajas. Esto fue lo que ocurrió en Maullín para 1960, donde el terremoto no produjo víctimas; sin embargo, el posterior maremoto acabó con la vida de 122 personas.

Efecto de subducción de placas que produce un terremoto y tsunami | USGS

Efecto de subducción de placas que produce un terremoto y tsunami | USGS

2. Pon atención a las advertencias naturales

La mejor advertencia para los sectores costeros o las tierras bajas junto a un río sobre la posibilidad de un tsunami, es el terremoto que lo precede: si el movimiento es tan fuerte que a una persona se le hace difícil mantenerse en pie, las chances de que un maremoto esté en camino son altas.

Otra indicación de la aproximación de un tsunami es que el mar o los cursos de agua se recojan. Esta señal permitió que en 1960, decenas de personas en el poblado costero de Queule buscaran la seguridad de las colinas, salvando sus vidas.

Queule antes del tsunami | USGS

Queule antes del tsunami | USGS

Queule después del tsunami | USGS

Queule después del tsunami | USGS

3. Pon atención a las advertencias de las autoridades

Aunque los maremotos pueden azotar una zona apenas unos minutos después de producirse un terremoto, cuando se trata de tsunamis que recorren los océanos puede haber un lapso de varias horas, proveyendo tiempo invaluable para prepararse.

Sin embargo y tal como descubrimos tristemente tras el terremoto de 2010 en Chile, a veces las señales de las autoridades pueden ser confusas o incluso malinterpretadas por parte de la población.

Los expertos del USGS cuentan la historia de los habitantes de Hilo en Hawái, quienes tras el devastador terremoto de 1960 en Valdivia tuvieron cerca de 14 horas para evacuar sus viviendas.

Por desgracia, algunas familias interpretaron de forma distinta las sirenas de evacuación o fueron mal aconsejadas por autoridades locales, regresando de forma anticipada a sus hogares. Esto provocó la muerte de 61 personas, mientras que 282 quedaron seriamente heridas.

La moraleja: ante la duda o en caso de instrucciones contradictorias por parte de las autoridades, es mejor tomar precauciones de más y mantenerse alejado de las zonas inundables.

4. Espera la llegada de muchas olas

Frente a un tsunami, lo peor es bajar la guardia creyendo que el peligro ha pasado. Estos fenómenos pueden golpear la costa con múltiples olas, durante un lapso de varias horas.

El caso de Hilo en Hawái, para 1960, es concluyente: poco después de la medianoche, una primera ola ingresó en el poblado causando algunos daños. Le siguió una segunda ola a las 12:46 y una tercera, a la 1 de la madrugada, las que tampoco tuvieron grandes consecuencias.

Pensando que lo peor había pasado, muchas familias regresaron con la venia de la policía. Sin embargo a la 1:04 de la madrugada el pueblo fue golpeado por una cuarta y devastadora ola que causó muertos y heridos, e incluso sorprendió a los propios sismólogos que monitoreaban el evento.

Posteriormente, Hilo fue azotado por otras 5 olas inferiores, manteniendo su actividad hasta pasadas las 2 de la madrugada.

Zona inundada por el tsunami en Hilo | USGS

Zona inundada por el tsunami en Hilo | USGS

5. Evacúa hacia zonas altas y quédate allí

Pese a que el terremoto de Valdivia provocó en Japón olas equivalentes a un edificio de 2 pisos de altura, matando a 138 personas, ninguna de las víctimas perdió la vida en el pueblo de Onagawa.

¿La razón? Los bomberos de la localidad advirtieron tempranamente a sus habitantes sobre las variaciones en el nivel del mar, ordenando una evacuación total de la población a zonas altas.

Desde allí, los residentes pudieron observar como a las 4:45 de la madrugada ingresaba la primera ola en sus hogares, atacando con olas sucesivas hasta pasadas las 7:30 de la mañana. Hubo grandes daños, pero ninguna víctima que lamentar.

Transcurso del tsunami en Onagawa | USGS

Transcurso del tsunami en Onagawa | USGS

Transcurso del tsunami en Onagawa | USGS

Transcurso del tsunami en Onagawa | USGS

Transcurso del tsunami en Onagawa | USGS

Transcurso del tsunami en Onagawa | USGS

Transcurso del tsunami en Onagawa | USGS

Transcurso del tsunami en Onagawa | USGS

6. Abandona tus pertenencias: salva tu vida

“Ramón Atala era uno de los comerciantes más prósperos de Maullín. En las afueras del pueblo, poseía un granero y una plantación de pinos. En el poblado, poseía un muelle y un galpón que le servían de casa matriz a sus negocios.

De acuerdo a un colega suyo, Nabih Soza, Atala ingresó a su galpón entre la primera y la segunda ola del tsunami que devastó Maullín. Es probable que Atala quedara atrapado en el edificio cuando la segunda ola del maremoto se lo llevó con él. Su hijo Eduardo declaró que nunca encontraron el cuerpo de su padre.

Algunos residentes del lugar afirman que la mujer de Atala logró asirlo por algunos momentos jalándolo del cabello, hasta que fue superada por la corriente. Ahora, muchas personas cuentan como una advertencia la historia de un hombre adinerado, que ingresó a su oficina para tratar de rescatar su dinero”.

¿Es necesario agregar algo más? Las cosas materiales son recuperables; la vida, no.

Muelle de Atala tras la primera ola | USGS

Muelle de Atala tras la primera ola | USGS

Muelle de Atala tras la segunda ola | USGS

Muelle de Atala tras la segunda ola | USGS

7. No cuentes con poder usar los caminos o carreteras

Cuando llega la hora de evacuar, considera que muchos de los caminos o carreteras pueden estar dañados por el sismo o bloqueados. Las estructuras dañadas tienen gran posibilidad de sucumbir cuando lleguen las primeras olas del tsunami.

Incluso para los residentes de los poblados cercanos a Maullín fue difícil salir del lugar debido a que los senderos se vieron afectados por derrumbes, que ni siquiera sus caballos fueron capaces de remontar.

Costanera de Valdivia en 1960 | USGS

Costanera de Valdivia en 1960 | USGS

8. Sube al piso más alto o a la azotea de una construcción

Aunque la primera recomendación es alcanzar tierras altas lo antes posible, si la cercanía del tsunami o un bloqueo de los caminos lo impide, el mejor plan a seguir es llegar al piso más alto o al techo de una edificación.

Los expertos del USGS recogieron la historia de la familia Navarro, quienes evacuaron tardíamente sus hogares en Maullín pese a la baja de las aguas. Sólo cuando vieron venir la primera ola se lanzaron en busca de refugio, pero ya era demasiado tarde para alcanzar las colinas.

Por fortuna, el matrimonio y su hija lograron llegar a un granero cercano, subir al techo y refugiarse ahí junto a 14 personas más, salvando sus vidas. Irónicamente, se trataba del granero de Ramón Atala, el comerciante que murió intentando rescatar sus pertenencias en el muelle.

9. Sube a un árbol

Sólo como último recurso, si no es posible huir a tierras altas ni llegar a lo alto de una construcción, las ramas de un árbol pueden prestar refugio frente a un tsunami en ciernes.

Según los registros del USGS, al menos una docena de personas cerca de Maullín salvaron sus vidas escalando árboles. Sin embargo, también otros murieron cuando los árboles en que habían subido fueron derribados por la fuerza de las aguas, demostrando que son un recurso desesperado.

10. Si te atrapa el tsunami, sube sobre algo que flote

En caso de ser arrastrado por las aguas del maremoto se debe buscar de inmediato un objeto que sirva como balsa improvisada, capaz de mantenerte a flote.

Tras el tsunami de 1960, Nelly Gallardo, una mariscadora de Maullín, logró sobrevivir pasando 24 horas sobre un tronco, que la dejó a más de 1.5 kilómetros de distancia de donde se encontraba originalmente. Un caso similar afectó a la familia de Armanda Cubate, cuya casa resistió las dos primeras olas pero fue arrancada de cuajo por la tercera. El techo de la vivienda sirvió como un inesperado salvavidas para siete personas.

11. Ten presente que las olas dejarán escombros

Al retirarse, un tsunami dejará un reguero de arena, escombros de edificaciones e incluso de cadáveres. Esta es una de las principales dificultades para despejar las zonas habitables, ya que los hogares restantes quedarán con gruesas capas de arena, sin contar los trozos destruidos de viviendas.

En Quenuir, en la ribera del río Maullín, tienen el dicho de que “el maremoto fue tan grande que sacó a los muertos de sus tumbas”. No es una exageración: al estar emplazado sobre terreno arenoso, gran parte de los cuerpos sepultados fueron arrancados por las olas. Posteriormente, muchos de los aldeanos sobrevivientes debieron colaborar en dar entierro a los muertos para evitar problemas sanitarios.

Capa de arena depositada por el tsunami de 1960 | USGS

Capa de arena depositada por el tsunami de 1960 | USGS

12. Las tierras bajas pueden descender aún más y quedar inundables

Tras el terremoto de Valdivia en 1960, muchas de las zonas aledañas bajaron aún más su altitud, quedando al alcance de las mareas cercanas. De esta forma, lugares que albergaron casas y plantaciones quedaron inhabitables, debido al ingreso de agua salada.

13. Ten presente que tendrás compañía

Muchos sobrevivientes al desastre perderán sus hogares con motivo del terremoto o del tsunami. Sólo en la zona de Valdivia, 1 millón de personas quedaron sin un lugar donde vivir tras el sismo.

Por eso, la solidaridad es fundamental. En su fundo de Casa Grande, en las afueras de Maullín, Yolanda Montealegre aprovechó que su casa sufrió daños mínimos para albergar temporalmente a 40 familias que no tenían un techo donde dormir.

Casa Grande sobre el nivel de la inundación | USGS

Casa Grande sobre el nivel de la inundación | USGS