Los submarinistas italianos suspendieron este lunes la búsqueda de una cifra todavía indeterminada de desaparecidos, pues todavía faltan al llamado 29 personas por el naufragio del “Costa Concordia” frente a la isla italiana del Giglio, donde las autoridades temen un desastre ecológico.

Un total “de 29 personas, 4 miembros de la tripulación y 25 pasajeros” siguen desaparecidas por el naufragio el viernes del “Costa Concordia, anunció el lunes en un programa televisivo el comandante general de los guardacostas italianos.

“Hace una hora recibí un informe de la prefectura de Grosseto (centro), y faltan 29 personas”, declaró Marco Brusco.

Hasta ahora el número de desaparecidos registrado por las autoridades era de 15. Según Brusco, 10 alemanes y 6 italianos estarían entre los desaparecidos.

Los socorristas italianos suspendieron su búsqueda el lunes por la noche en el Costa Concordia.

Las nacionalidades de los otros desaparecidos no fueron comunicadas, pero el departamento de Estado estadounidense lanzó un aviso de búsqueda de una pareja de estadounidenses, Gerald y Barbara Ann Heil.

Los socorristas hasta ahora habían anunciado que buscaban a dos estadounidenses, cuatro italianos, dos parejas de franceses y seis miembros de la tripulación.

La búsqueda de los desaparecidos se realizó hasta tarde con potentes proyectores, pero las tareas fueron interrumpidas por la noche.

Los bomberos italianos encontraron en la madrugada el cuerpo de un pasajero con chaleco salvavidas que se encontraba en la parte aún emergida del segundo puente del barco. Se trata del sexto muerto, pero aún no ha sido identificado.

El crucero de lujo de casi 300 metros de eslora naufragó el viernes por la noche tras impactar contra una roca hacia las 21H30 (20H30 GMT), con 4.229 personas a bordo, entre ellas más de 3.200 turistas de 60 nacionalidades y un millar de miembros de la tripulación, entre ellos numerosos peruanos, colombianos y centroamericanos.

Los más de 4.000 evacuados fueron transferidos el sábado de la isla del Giglio al puerto de Santo Stefano, y de allí repatriados en su mayoría a sus lugares de procedencia.

Entre los desaparecidos figura la peruana Erika Soria, de 25 años, que formaba parte de la tripulación. Sus familiares pidieron que no cese la búsqueda.

El naufragio dejó hasta ahora un saldo de seis muertos, entre ellos cuatro turistas, dos franceses, un italiano y un español, Guillermo Gaul, así como un peruano de la tripulación, Tomás Alberto Costilla Mendoza, de 49 años, quien murió por ahogamiento.

Mientras se analizan las consecuencias del naufragio, siguen llegando testimonios de los sobrevivientes, como el de la jueza argentina María Inés Lona, quien se salvó nadando 60 metros hasta un peñasco de la isla de Giglio.

La jueza responsabilizó al capitán del crucero, Francesco Schettino, del choque contra un escollo.

A las acusaciones se suman las polémicas por el mal manejo de la evacuación debido a que no se logra saber con precisión el número de personas que faltan.

Autoridades de Estados Unidos y de Alemania lanzaron llamamientos para saber el paradero de una pareja de estadounidenses y una decena de alemanes.

Las autoridades italianas temen también un desastre ecológico y consideran que la nave, con 2.380 toneladas de combustible a bordo, es una especie de “bomba” en uno de los entornos más delicados del Mediterráneo.

El ministro italiano de Medio Ambiente, Corrado Clini, pidió una “intervención urgente” para evitar que se derrame el gasóleo que transportaba la embarcación.

“Toda la zona corre alto peligro”, subrayó el ministro, tras recordar que el archipiélago de Toscana es una de las zonas más protegidas de Italia. Fue declarada desde 1996 parque marino y es conocida por ser un santuario de ballenas.

El mal tiempo puede complicar la recuperación del carburante, aunque por el momento no se ha vertido, si bien este lunes aparecieron las primeras manchas de una película aceitosa alrededor de la nave, sin que se haya podido determinar si se trata de combustible.

Un equipo de expertos de la empresa holandesa Smit&Salvage y de la compañía estadounidense Titan Salvage llegó a la isla para estudiar soluciones y ha dispuesto la instalación de paneles o filtros para hacer frente a una eventual marea negra.

El ministro Clini y numerosos defensores del medio ambiente han propuesto que se prohíba el paso de esos barcos mastodónticos por zonas delicadas, entre ellas el gran canal de Venecia y el archipiélago toscano.

Para el presidente de Costa Crociere, la ruta nueva que decidió tomar el capitán fue “una iniciativa suya y no figura en las reglas escritas y certificadas” de la compañía.

Si bien el comandante de la nave figura como el principal responsable de la tragedia, el comisario de a bordo resulta el “héroe”, al haber sido rescatado 36 horas después a bordo de la nave con una pierna rota tras haber ayudado a decenas de pasajeros a salvarse.

“Cumplí con mi deber”, respondió desde la camilla.

Costa Crociere reconoció que el naufragio afectará en lo inmediato a la compañía, que registró este lunes una baja del 16,4% en la Bolsa de Londres.

Ante la tragedia, la Organización Marítima Internacional (OMI) anuló el lanzamiento previsto en Londres de una serie de actos para conmemorar el centenario del naufragio del “Titanic” en abril de 1912.