El consumo de crack, un derivado barato de la cocaína con efectos devastadores, se ha convertido en una calamidad en la mayoría de las ciudades brasileñas y sobrecarga a los sistemas de salud pública, según un informe divulgado este sábado.

La investigación de la Confederación de Municipios (CNM) realizada en 4.400 de las 5.563 comunas del país a través de un cuestionario, muestra que en el 64% de ellos el crack y otras drogas se han convertido en un “grave problema” para los sistemas de salud. Además, 58,5% de los municipios señaló que la violencia había aumentado a causa del crack.

“La situación es muy grave”, resumió el presidente de la CNM, Paulo Ziulkoski, al diario O Globo.

Este estudio, que será difundido oficialmente el lunes, “ayudará a mostrar la real dimensión del problema y su gravedad”, subrayó Ziulkoski.

“Queremos estimular las políticas de lucha contra el crack”, agregó.

Según el presidente de la CNM, uno de los principales problemas detectado por el estudio es el aumento de la violencia, que incluye un incremento del número de armas en los centros de estudio.

El consumo de crack es habitual en las regiones productoras de caña de azúcar, donde los trabajadores lo consumen para rendir más.

Otra preocupación de las comunas brasileñas es la falta de estructuras para acoger a los consumidores, así como las destinadas a la prevención, el tratamiento, la reinserción social y la lucha contra el tráfico de drogas.

El alto funcionario criticó “la omisión del gobierno central y los estados federados, que dejan que el problema recaiga únicamente en los municipios”.

“El gobierno peca por omisión. Escuchamos bellos discursos pero faltan iniciativas” para combatir el crack, dijo Ziulkoski.