Un responsable de la catedral de San Pablo de Londres presentó el jueves su dimisión en medio de una polémica sobre el futuro del campamento erigido por los “indignados” desde hace casi dos semanas frente a la entrada del turístico templo anglicano.

“Con gran tristeza y pesar he entregado mi notificación a la Catedral”, anunció el canónigo Giles Fraser, número tres en la jerarquía de San Pablo, a través de su cuenta en la red social Twitter.

Un portavoz del templo confirmó la información y dijo que sus compañeros estaban “decepcionados” con la renuncia de Fraser, quien según la BBC se solidarizó con los manifestantes del grupo “Occupy LSX” (Ocupad la Bolsa de Londres) y se opuso a su desalojo.

Los “indignados” dijeron estar por su parte “profundamente conmovidos” por la decisión del canónigo, al considerar que éste “respetaba nuestro derecho a manifestarnos y lo defendió”.

Inspiradas en los movimientos “Occupy Wall Street” en Nueva York y de los “indignados” de la madrileña Puerta del Sol, decenas de personas acampan desde el 15 de octubre ante las escalinatas de la catedral situada en el corazón del distrito financiero para protestar contra la crisis y el capitalismo.

El incremento del número de tiendas de campaña durante la semana que siguió a la primera jornada mundial de “indignados” obligó a los responsables a cerrar la catedral al público por razones de higiene y de seguridad, y a plantearse otras medidas como el desalojo forzado o una acción legal.

Las autoridades de la catedral, sin embargo, se declararon el miércoles “optimistas” sobre la reapertura de la catedral a partir del viernes, después de que los protestantes cambiaran la distribución del campamento.

Es la primera vez que la catedral de San Pablo cierra sus puertas a fieles y turistas desde la Segunda Guerra Mundial, una decisión que según un portavoz de la catedral les ha hecho perder unas 16.000 libras (25.500 dólares) de ingresos diarios.