Al menos doce personas, entre ellas el comandante de la marina chipriota, murieron el lunes al explotar un cargamento confiscado de municiones iraníes en la principal base naval de las fuerzas armadas grecochipriotas, en Zygi (sur).

El accidente se produjo a las 05H50 (02H50 GMT) en un depósito de la base Evangelos Florakis, en el que había 98 contenedores de pólvora de cañón.

Formaban parte de una carga de armas confiscada en enero de 2009 en el Mediterráneo oriental en un buque de bandera chipriota procedente de Irán y destinado a Siria.

“Dos de ellos ardieron y se produjeron tremendas explosiones”, declaró a la agencia pública CNA un portavoz de la policía.

El gobierno decretó un duelo nacional de tres días después de este accidente militar, el más grave desde la invasión del norte de la isla por Turquía en 1974.

Un comité del Consejo de Seguridad de la ONU concluyó el pasado marzo que el cargamento violaba el embargo sobre la venta de armas impuesto a Irán, como parte de las sanciones de Naciones Unidas por el controvertido programa nuclear iraní.

Según la radio pública, un incendio de monte bajo producido cerca de la base naval alcanzó las instalaciones de ésta y provocó el accidente. La radio indicó también que los bomberos fueron llamados una hora y media antes de las explosiones.

Las explosiones fueron de tal potencia que no queda rastro del depósito de municiones, apenas un cráter, contó el presidente del Parlamento, Yiannakis Omirou, tras acudir al lugar de los hechos, cerrado a la prensa.

El último balance oficial señala 12 muertos y 62 heridos, dos de ellos graves.

Entre las víctimas figuran el comandante de la marina chipriota, Andreas Ioannides, y el comandante de la base, Lambros Lambrou, así como cuatro oficiales y seis bomberos, precisa un comunicado de la policía y la Guardia Nacional.

El accidente se cobró además sus primeras víctimas políticas: el ministro de Defensa, Costas Papacostas, y el comandante de la Guardia Nacional, Petros Tsaliklidis, que dimitieron, según las televisiones de la isla.

La explosión dañó vehículos y edificios y reventó todas las ventanas del pueblo vecino de Zygi, muy frecuentado por los turistas, constató un periodista de la AFP.

Casi pegada al recinto militar, la principal central eléctrica de la isla paró su producción, provocando importantes cortes de corriente que podrían durar semanas. El tráfico aéreo se vio perturbado en los aeropuertos de Pafos y Larnaca.

Varias regiones del sur de la isla, dividida en una parte griega y otra turca desde que el ejército de Turquía invadió el tercio norte en 1974, se quedaron sin electricidad.

Las autoridades instaron a la población a ahorrar electricidad usando con moderación los aparatos de ventilación, grandes consumidores de energía, especialmente en una época del año en la que se alcanzan temperaturas de 40º C.

Las autoridades suspendieron la circulación en la única autovía que une la capital Nicosia, situada en el centro de la isla, a la segunda ciudad de la parte grecochipriota, Limasol, en la costa meridional.

Los automovilistas que se encontraban ahí al producirse las explosiones dijeron que vieron volar pedazos por los aires.

Las autoridades suspendieron también el funcionamiento de las plantas desalinizadoras, y advirtieron que “la cantidad de agua potable es muy limitada”, según la agencia CNA.