El presidente Porfirio Lobo hizo este lunes un vehemente llamado a la reconciliación de los hondureños, que siguen divididos por el golpe de Estado de junio de 2009, pese a que él y el depuesto Manuel Zelaya firmaron un acuerdo que permitirá a Honduras volver a la OEA.

En cadena de radio y televisión, con el aparente interés de acallar a los críticos, Lobo aseveró que “el acuerdo para la reconciliación nacional atiende a los más altos intereses de la nación, tomando como marco el fiel cumplimiento de las leyes y de la Constitución de la República”.

Asimismo, trató de tranquilizar a los seguidores del ex mandatario, prometiendo que en el acuerdo firmado el domingo “hemos garantizado el retorno seguro del ex presidente José Manuel Zelaya así como también el de los funcionarios de su administración, quienes gozarán de todos los derechos y garantías que otorga la Constitución”.

“Esperamos que las acciones que hemos concretado marquen una nueva etapa en la vida social y política de nuestro país, que los grupos que han estado distanciados den vuelta a la página y que comencemos todos juntos a ver hacia el futuro pensando únicamente en resolver los problemas que aquejan a nuestra gente”, abogó Lobo en su mensaje al país.

Sin embargo, la división entre los hondureños persiste, a casi dos años del golpe, cuando 200 militares sacaron a Zelaya en pijama de su casa en la madrugada y lo pusieron en un avión con destino a Costa Rica, y a menos de una semana de su regreso desde República Dominicana.

Zelaya volvió subrepticiamente al país en septiembre de 2009 y permaneció refugiado cuatro meses en la embajada brasileña, hasta que se exilió cuando culminó su mandato constitucional, el 27 de enero de 2010, día que asumió Lobo, el vencedor de las elecciones efectuadas bajo el gobierno de facto que tomó las riendas en el golpe.

Tras el acuerdo entre Lobo y Zelaya, alcanzado con la mediación de los mandatarios de Colombia, Juan Manuel Santos, y Venezuela, Hugo Chávez, deben seguir otros pasos fundamentales para dejar atrás la crisis hondureña, como el regreso de Zelaya, anunciado para el sábado próximo, y la readmisión de Honduras en la Organización de Estados Americanos (OEA).

La OEA excluyó a Honduras tras la ruptura constitucional y podría reincorporarla antes de su Asamblea General, prevista para la primera semana de junio en San Salvador. Su reingreso le permitiría tener acceso a créditos y ayuda internacionales.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, declaró este lunes que la Asamblea General extraordinaria para aprobar el reingreso de Honduras se celebrará “probablemente el jueves”.

Algunos de los representantes ante el organismo están a la espera de instrucciones de sus gobiernos, advirtió Insulza.

A esta reunión extraordinaria deben en principio acudir los cancilleres, y es necesaria una votación afirmativa de dos tercios de los 33 miembros con derecho a voto para aprobar la readmisión.

“Normalmente cuando ocurre una cosa de este tipo mi esperanza es que sea por aclamación”, añadió el secretario general.