El “Rainbow Warrior”, buque almirante de Greenpeace, empezó este martes unas mediciones de la calidad del agua a la altura de la central nuclear dañada de Fukushima, en el noreste de Japón, anunció la organización ecologista.

Estas primeras pruebas, realizadas al sur de la central, están destinadas a medir el nivel de contaminación de la fauna y la flora marina y los posibles impactos en la cadena alimentaria.

Greenpeace recuerda en un comunicado que el Gobierno japonés no le ha dado autorización para montar una vigilancia independiente en el interior de las 12 millas (20 km) de aguas territoriales. La organización afirma que solicitó al primer ministro, Naoto Kan, que reconsidere su decisión.

A primeros de abril, unas 520 toneladas de agua muy contaminada se vertieron al mar por una brecha, taponada más tarde, en una fosa técnica de la central Fukushima 1 Daiichi, situada al borde del océano Pacífico, a unos 250 km al noreste de Tokio.

Prácticamente al mismo tiempo, Tepco, operador de la central, vertió al mar miles de toneladas de agua poco radiactiva que se había acumulado en las instalaciones accidentadas de Fukushima Daiichi.