El dirigente libio Muamar Gadafi pronosticó el domingo una “larga guerra” después de los intensos bombardeos llevados a cabo desde el sábado por la coalición internacional contra varios objetivos estratégicos libios que permitieron instaurar una zona de exclusión aérea.

Esta primera fase de ataques aéreos es “un éxito” y permitió instaurar una zona de exclusión aérea, declaró el domingo el máximo oficial estadounidense, el almirante Michael Mullen, asegurando que las tropas leales a Gadafi ya no avanzan hacia Bengasi, feudo de la rebelión.

La coalición, liderada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, pasó a la ofensiva el sábado bombardeando por aire y mar objetivos militares libios para tratar de detener la represión de la revuelta lanzada el 14 de febrero contra el régimen del coronel Gadafi.

“Nosotros somos los victoriosos, vosotros los vencidos. Jamás abandonaremos el campo de batalla, pues defendemos nuestra tierra y nuestra dignidad”, dijo el líder libio en un mensaje sonoro, el segundo desde el inicio el sábado de la operación militar internacional, lanzada en virtud de la resolución 1973 de la ONU, adoptada el jueves.

Gadafi, en el poder desde hace casi 42 años, predijo además una “larga guerra”, agregando que “todo el pueblo libio está armado”, y “vencerá”.

Los ataques a Libia son “un gran malentendido” sobre la situación política del país, que sin embargo no tomará represalias contra aviones comerciales en el Mediterráneo, dijo Seif al Islam, uno de los hijos del dirigente Muamar Gadafi, a la televisión estadounidense.

En una entrevista difundida el domingo por la cadena ABC, Seif al Islam se dijo “sorprendido” por la ofensiva aliada contra su país y calificó a los rebeldes libios de “pistoleros” y “terroristas”.

Al Islam dijo que, pese a la ira que provoca la acción militar internacional contra Libia, su país no tomará represalias contra los aviones comerciales en el Mediterráneo. “No, ese no es nuestro objetivo”, afirmó.

Las fuerzas de la coalición prosiguieron el domingo la operación militar, llamada “Odisea del Amanecer” por el Pentágono.

Italia, Bélgica y Qatar anunciaron que participarán en la operación y otros países árabes se sumarán a ellos dentro de poco, según Gran Bretaña.

Francia, el primer país que intervino militarmente el sábado en Libia, hizo zarpar el domingo al mediodía del puerto de Toulon (sur) a su portaaviones “Charles de Gaulle”, que transporta unos 15 aviones caza, cuya llegada a las costas libias estaba prevista en un plazo de 36 a 48 horas.

Después de la primera ola de ataques contra las defensas antiaéreas y los vehículos blindados cerca de las líneas de los insurgentes, la próxima etapa consistirá, según el almirante Mike Mullen, en atacar las líneas de aprovisionamiento de las fuerzas de Gadafi para limitar su capacidad de combate.

“Sistemas clave de la defensa antiaérea e instalaciones de misiles SAM cerca de Trípoli, Misrata y Sirte” fueron atacados, según el comando militar estadounidense.

Los ataques no tienen la finalidad de “expulsar a Gadafi del poder”, sino que están destinados a “proteger a los civiles” libios, aseguró Mullen. El ministro de Finanzas británico, George Osborne, precisó que “se están tomando todas las precauciones” para evitar víctimas civiles.

Al este de Bengasi, bastión de los rebeldes, a 1.000 km al este de Trípoli, decenas de vehículos militares de las fuerzas de Gadafi, incluyendo tanques, fueron destruidos por ataques el domingo de madrugada.

La intervención militar era deseada por la oposición libia, sobre todo después de que los últimos días las fuerzas gubernamentales se apoderaron de varios bastiones insurgentes mediante ataques aéreos y cohetes.

Cazabombarderos Tornado también participaron en los ataques disparando misiles de crucero Stormshadow.

“El uso de la fuerza no era la opción que nosotros preferíamos”, declaró no obstante el presidente estadounidense Barack Obama. “Pero no podemos permanecer con los brazos cruzados cuando un tirano dice a su pueblo que actuará sin piedad”.

Sin embargo, Obama anunció haber autorizado “una acción militar limitada en Libia”, reiterando que Estados Unidos no desplegaría tropas en el territorio de este país.

Rusia y China, que se abstuvieron en el voto de la resolución de la ONU, lamentaron la intervención. Japón, en cambio, aportó su apoyo al ataque. El Comité de la Unión Africana sobre Libia exhortó a un “cese inmediato de las hostilidades”.

La Liga Arabe, que el sábado apoyó la intervención militar, este domingo criticó a la coalición internacional al considerar que se aparta “del objetivo que es imponer una zona de exclusión aérea”.

La resolución 1973 de la ONU exige que se ponga fin a los ataques contra civiles, impone una zona de exclusión aérea en Libia, y permite ataques para que las tropas pro Gadafi cesen su represión, que causó centenares de muertos y llevó a unas 300.000 personas a huir del país desde el 15 de febrero.