Un proyecto canadiense de explotación de un yacimiento aurífero con reservas por más de 10 millones de onzas troy, enfrenta a la empresa y los habitantes de la zona, en el noreste de Colombia, con ambientalistas y sectores sociales que aseguran sería altamente dañino para el medio ambiente.

El proyecto Angostura, el principal de la canadiense Greystar, está localizado en la Serranía de Santurbán, en la provincia de Santander (noreste). La zona, con cerca de 30.000 habitantes, basa su economía desde hace más de 500 años en la minería artesanal de oro y plata.

El rechazo a la explotación del yacimiento a cielo abierto es liderado por la Red Colombiana contra la Gran Minería, con apoyo de sectores como el partido Polo Democrático Alternativo (PDA, izquierda), los comerciantes de la ciudad de Bucaramanga, capital de Santander, y sindicatos.

“Le pedimos al ministerio de Medioambiente que niegue la licencia que solicita Greystar para hacer minería de oro a cielo abierto en el páramo de Santurbán”, dijo a la AFP, Tatiana Rodríguez, de la ONG Censat-Aguaviva.

Según Rodríguez, “hay leyes que prohiben la minería en páramos, pero hay argumentos ambientales como que el agua que nace en esa zona, donde quieren perforar a 200 o más metros de profundidad, abastece los acueductos de 21 municipios de los departamentos de Santander y Norte de Santander”.

Greystar, por su parte, asegura que aplicará los más altos estándares mundiales de uso sostenible del agua. Argumenta además que la norma que prohibe la minería a alturas superiores a 3.000 metros es posterior a la autorización que recibió del gobierno colombiano para su exploración.

“La calidad del agua de Bucaramanga y de la zona está totalmente asegurada”, dijo a la AFP el ingeniero peruano Víctor Guimaraes, superintendente de Angostura, quien aseguró que “las aguas utilizadas serán tratadas, devueltas y disponibles para consumo humano”.

Además, dijo, “solo vamos a consumir 43 litros por segundo, que representa menos del 1% de los 1.000 litros por segundo que tiene el río Suratá en la parte más cercana a Bucaramanga”.

El senador Jorge Robledo, del PDA rechazó que vengan “las trasnacionales a hacer lo que les de la gana” y pidió que en la inversión extranjera en minería se estudie “caso por caso, en un análisis de costo-beneficio”.

“En Santurbán no puede haber proyecto, no solo porque es páramo, sino porque amenaza el acueducto de Bucaramanga”, sostuvo.

Pero pobladores de la zona defienden el proyecto. “Aquí deben traer a la ministra (de Medioambiente) para que observe bien cómo son las cosas y no crea solamente en las mentiras que están diciendo por ahí”, dijo Benedicta Pulido, una matrona del municipio de California, el más cercano a la mina.

“Eso que dicen en Bucaramanga no es cierto, que estamos contaminando, que las aguas del río van envenenadas. Yo tengo hartos familiares trabajando y no se ha muerto nadie”, enfatizó al defender la explotación tradicional.

Y recordó que antes de que llegaran las multinacionales a la región -donde ya están instaladas cinco de ellas-, los mineros artesanales “cianuraban y todas esas arenas iban al río y no se murió nadie, y nadie dijo nada”.

Juan Guerrero, concejal de California, señaló que Angostura “es el proyecto que le va traer desarrollo a la región, incluso a Colombia”.

“El ministerio y los ambientalistas deben saber que este tema se debe ver a la luz del aspecto técnico y no con rumores y marchas”, agregó.

“No estamos dispuestos a vivir la violencia de hace 12 años cuando teníamos a los grupos armados. Estamos viviendo bien, Greystar nos ha traido seguridad y nos van a traer progreso”, concluyó.

La explotación de la minería y los hidrocarburos son uno de los pilares del proyecto de desarrollo económico del gobierno de Colombia para los próximos años.