El vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, denunció el jueves una “alianza diabólica al servicio del narcotráfico” entre rebeldes, antiguos paramilitares de ultraderecha y ex integrantes del Ejército y la Policía, tras una ola de violencia en el norte del país.

“Estas bandas criminales son el resultado de una alianza diabólica entre antiguos paramilitares, gente vinculada a la criminalidad organizada al servicio del narcotráfico, antiguos guerrilleros y, duele decirlo, algunos ex militares y policías”, señaló Garzón, en declaraciones a la AFP.

“Tenemos conocimiento que en muchas regiones del país la guerrilla ha tratado de volver con la ayuda de las bandas criminales porque tienen un punto en común: el negocio del narcotráfico. Aquí ya se borraron las fronteras ideológicas entre los grupos armados ilegales”, enfatizó.

Las declaraciones de Garzón -un ex dirigente sindical de izquierda- se dan en medio de una ola de crímenes y atentados, en especial en el norteño departamento (provincia) de Córdoba, atribuidos a estas bandas, lo que llevó al gobierno a anunciar que desplegará un millar de uniformados para combatirlas.

“Se ha pedido de manera muy especial a nuestras fuerzas militares y de policía proseguir y fortalecer todas las acciones contra estas bandas criminales”, aseveró el funcionario.

El miércoles, el presidente Juan Manuel Santos alertó sobre la presencia en al menos 16 de los 32 departamentos del país de estas violentas bandas criminales. Tan sólo en Córdoba, fueron asesinadas 31 personas en las primeras dos semanas de 2011.

Por su posición sobre la costa Caribe, Córdoba es una de las rutas que los narcotraficantes usan para enviar cocaína a Estados Unidos, generalmente a través de Centro América.

Pese a que unos 32.000 integrantes de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia -AUC, extrema derecha- se desmovilizaron entre 2003 y 2006 -durante el gobierno de Alvaro Uribe (2002-2010) a cambio de beneficios jurídicos-, muchos regresaron a la delincuencia organizada.