Copiapó era la fase clave del Dakar para Francisco López luego de la victoria lograda ayer en Antofagasta. Abría ruta, debía navegar en el desierto (algo que le había traído buenos resultados) y en una etapa larga podía acortar diferencias ante Marc Coma y Cyril Despres.

Pero no fue así. La especial del lunes mostró la potencia y la categoría de las KTM, quienes alcanzaron al nacional, que buscó escaparse y apurar los motores de las máquinas austríacas, para forzar un cambio que le supondría una penalización a alguno de los líderes de la general.

López mantiene la convicción de que su faena ha sido positiva, pero está claro que sólo tiene delante de él dos opciones para recortar terreno: el circuito copiapino del martes y el retorno a Argentina del miércoles. Y la meta de los 3 a 5 minutos de distancia en la general se ve cada día más lejos, pero también cada vez más cerca la opción de asegurar el podio, que era el objetivo de “Chaleco”al comenzar el Dakar.

Pero la jornada tuvo peores tintes para los nacionales: Boris Garafulic abandonó la competencia por problemas mecánicos, cuando ganaba posiciones para un expectante duodécimo lugar en la general y con el piloto comenzando a gestar una segunda participación dakariana, aunque los papeles lo aten a su escritorio en nuestro país; Los quads de Rodrigo Ramírez y Francisco López Balart tuvieron complicaciones mecánicas y Eliseo Salazar a la hora en que me senté a redactar esta parte de la crónica (00:30 horas ya en el día martes), estaba en las dunas con el auto detenido tras complicaciones eléctricas y un volcamiento, ratificando lo dura de la especial, que era considerada uno de los cedazos de la competición.

Mientras, aquí en el campamento comienza a sentirse el peso de los días de competencia y del potente sol de Atacama, lo que obliga a buscar cada sombra y aprovecharla. Sucede en el domo de Chile en el bivouac (el mejor de los nacionales), en donde las uvas, licores y delicatessen son consumidas por los asistentes, quienes se instalan en los cómodos sillones y se llevan los souvenirs de la zona. Lo propio sucede en el parador de una conocida bebida energética, cuyas reposeras se convierten en lugares ideales para una reponedora siesta.

Las energías comienza a escasear, por lo que todo deberá concentrarse en las etapas de martes y miércoles, ya que allí se quemarán las últimas naves, aunque todo parece estar medianamente sentenciado.