Setenta y siete personas murieron este viernes en Indonesia en una nueva erupción de nubes de ceniza y gas del volcán Merapi, cuya intensa actividad inquieta cada vez más a científicos y a las autoridades.

Esta erupción es “la más potente” desde que el volcán más activo de Indonesia entró en una fase eruptiva, el pasado 26 de octubre, indicó Surono, el vulcanólogo encargado de su seguimiento.

“El balance de muertos de la erupción de la noche pasada se eleva a 77″, declaró en Yakarta un portavoz de los servicios de socorro, Sutopo Purwo Nugroho. Además, la nueva erupción dejó al menos 156 heridos y la “mayoría de ellos sufren quemaduras”, añadió este portavoz.

Desde la primera erupción del 26 de octubre, 120 personas han muerto víctimas de las nubes ardientes y los vertidos piriplásticos –mezcla de gas y lava incandescente– que escupe regularmente el cráter, que se eleva a 2.914 metros de altura en medio de una región muy poblada del centro de la isla de Java.

En total 166.556 personas han hallado hasta ahora refugio en escuelas, inmuebles administrativos o incluso en estadios como el de Yogyakarta, con una capacidad para 30.000 personas, indicó un portavoz de los servicios de socorro.

“Parece un paisaje de fin de mundo. El aire es irrespirable, apenas se veía a pocos metros (…)”, según la escritora francesa Elisabeth Inandiak, instalada desde hace varios años en la región.

Los vulcanólogos rechazan hacer previsiones en momentos en que el volcán demuestra día a día una creciente actividad. “En vista de la cantidad de materiales volcánicos emitidos, esta erupción es peor que la de 1930″, que causó la muerte de 1.400 personas, precisó uno de ellos, Subandrio. Ello obligó a las autoridades a ampliar la zona prohibida de 15 a 20 km en torno al cráter.

Considerado el volcán más peligroso del país, el Merapi (“montaña de fuego” en javanés) ha tenido cerca de 70 erupciones desde mediados del siglo XVI, algunas devastadoras, como la de 1930.

La última erupción, que empezó poco después de medianoche, devastó el pueblo de Argomulyo, a 18 km del cráter, comprobó un corresponsal de la AFP.

La fuga de los habitantes y las operaciones de evacuación provocaron “escenas de caos” en plena noche, según un responsable de los socorros, Widi Sutikno. “Todos los medios de transporte disponibles fueron utilizados para llevar gente al refugio”.

El presidente indonesio Susilo Bambang Yudhoyono, pidió paciencia a los evacuados y les avisó que la fase eruptiva puede durar semanas. Además movilizó el viernes a un regimiento del ejército para ayudar a encaminar la ayuda a los damnificados.

El aeropuerto de Yogyakarta fue cerrado hasta el sábado porque “la ceniza cubre la zona”. Por otro lado, las autoridades piden a los pilotos que respeten una zona de exclusión aérea de 12 km como mínimo, alrededor del volcán.