Las tres dirigentes de la izquierda-verde que alcanzaron un acuerdo para la segunda vuelta de las elecciones regionales del domingo llamaron el jueves al electorado a acudir a las urnas para expresar su descontento con la derecha gobernante, a la que los sondeos auguran una derrota.

La primera secretaria del Partido Socialista (PS), Martine Aubry, su par de Europa-Ecología, Cecile Duflot, y la responsable del Partido Comunista Francés (PCF), Marie George Buffet, lanzaron este llamamiento conjunto y dieron un paso más, al proyectarse por la construcción de una “alternativa” de cara a la elección presidencial de 2012.

“Esta segunda vuelta es decisiva para los franceses. La primera vuelta se caracterizó por un gran avance de la izquierda pero también una muy alta abstención”, sostuvo Aubry para quien el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su primer ministro, François Fillon, “no quieren escuchar a los franceses”.

“Por lo tanto, el domingo, debe reforzarse el mensaje para que Nicolas Sarkozy cambie de política”, sostuvo la dirigente socialista.

Sarkozy que atraviesa el ecuador de su mandato con su peor tasa de popularidad y la gobernante Unión para un Movimiento Popular (UMP, derecha), recibieron el pasado domingo una severa advertencia del electorado.

En las 22 regiones de Francia metropolitana (son 26 si se incluyen las de ultramar), la UMP obtuvo el 26,18% de los votos, detrás del PS que recibió el 29,48%. Hasta ahora la derecha sólo controla dos regiones, Alsacia y Córcega. Esta última podría pasar a manos socialistas el domingo.

“Es importante que las regiones tengan iniciativa. Nos tenemos que proyectar en el futuro”, afirmó Duflot.

Marie George Buffet llamó a los franceses de izquierda a movilizarse para “expresar su bronca” y construir “un verdadero proyecto de sociedad”.

La primera vuelta estuvo también marcada por el resurgimiento en el mapa político francés de la ultraderecha, que obtuvo casi el 12% de los votos.

Más de 44 millones de franceses estaban habilitados para elegir a 1.880 diputados provinciales por un mandato de cuatro años.

En la primera vuelta se registró una abstención récord del 53%.