Los productores estadounidenses de bebidas gaseosas, Coca-Cola y PepsiCo, se enfrentan al desgaste de sus ventas en el país y por ello, decidieron cambiar de estrategia y tomar el control de sus embotelladoras, además de la distribución de sus productos, hasta ahora tercerizados.

Pepsi - Coca Cola

Imagen: Soda Head

En 2009, Coca-Cola vio disminuir sus ventas un 2% en Norteamérica, una caída que llega incluso al 8% en la división de bebidas estadounidense de PepsiCo y que afecta desde hace unos años a todo el sector de las gaseosas.

Para hacer frente al deterioro registrado desde 2004, los dos gigantes han decidido adquirir las actividades de embotellado y convertirse en fabricantes integrados, más aptos para reaccionar a los cambios de hábitos de los consumidores.

Asimismo, se orientan hacia nichos de mercado de productos no gaseosos, supuestamente más sanos, cuando sus refrescos son acusados de favorecer la obesidad, un grave problema de salud pública en Estados Unidos.

Pepsico abrió el baile con el anuncio en agosto de la compra de sus dos principales embotelladoras, Pepsi Bottling Group (PBG) y PepsiAmericas, por un total de 7.800 millones de dólares, con el fin de controlar 80% de su red de distribución en Norteamérica.

“Pensamos que esta acción cambiará realmente las reglas del juego” en Norteamérica, explicó Indra Nooyi, presidenta ejecutiva de PepsiCo, durante la presentación a principios de febrero de los resultados anuales del grupo.

“Vamos a utilizar esta nueva estructura integrada para mejorar” nuestro acceso al mercado y “la flexibilidad, ejecución y eficacia sobre toda la cadena de valor”, detalló entonces Nooyi.

El jueves fue el turno de Coca-Cola de anunciar la compra de las actividades norteamericanas de su principal embotelladora, Coca-Cola Enterprises, una transacción con un costo entre 12.500 y 13.000 millones de dólares.

Gracias a esta operación, Coca-Cola controlará 90% de los volúmenes totales en América del Norte.

“No compramos Coca-Cola Enterprises, más bien compramos sus operaciones norteamericanas, y se mantienen como uno de nuestros socios clave de embotellado” en el mundo, comentó en un comunicado el presidente ejecutivo de Coca-Cola, Muhtar Kent.

Estas compras representan un cambio de rumbo para ambas compañías en América del Norte, que durante décadas apostaron por grandes embotelladoras independientes, una estrategia muy eficaz en las décadas de los 80 y 90 cuando los productores experimentaron un fuerte crecimiento de sus volúmenes.