El presidente estadounidense, Barack Obama, expresó su “firme respaldo” a Tíbet durante una reunión este jueves en la Casa Blanca con el líder espiritual tibetano en el exilio, el Dalai Lama, encuentro que puso a prueba la relación sino-estadounidense.

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Pese a los esfuerzos de Estados Unidos por mantener la reunión alejada de las cámaras, muchos periodistas esperaban al Dalai Lama cuando salió de la casa presidencial y declaró que estaba “muy satisfecho” con el diálogo de 45 minutos que mantuvo con Obama.

“El presidente dio su apoyo”, declaró el Dalai Lama y añadió que la causa que apoya es “justa” y que está vinculada con la “paz”.

Con la esperanza de matizar las críticas por parte de China, que acusa al líder tibetano de separatismo y advirtió que tal encuentro pondrá en riesgo las ya tensas relaciones con Estados Unidos, Obama recibió al Dalai Lama en la Sala de Mapas y no en la Oficina Oval, símbolo del poder presidencial.

Al culminar la reunión, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, señaló: “El presidente declaró su firme respaldo por la preservación de la excepcional identidad religiosa, cultural y lingüística y la protección de los derechos humanos para los tibetanos en la República Popular China”.

“El presidente elogió el enfoque del ‘camino del medio’ del Dalai Lama, su compromiso con la no violencia y su búsqueda de diálogo con el gobierno chino”, agregó Gibbs en un comunicado.

Sobre este punto, “el presidente subrayó que ha alentado a ambas partes a emprender un diálogo directo para resolver las diferencias y que se alegraba por la reciente reanudación de las discusiones”, afirmó el portavoz.

“El presidente y el Dalai Lama coincidieron en la importancia de una relación positiva y cooperativa entre Estados Unidos y China”, concluyó.

Enviados especiales del líder tibetano viajaron a China el mes pasado, reanudando el diálogo interrumpido durante más de un año. Sin embargo, el encuentro parece no haber arrojado resultados tangibles.

Seguidores del líder espiritual agitaron banderas y cantaron el himno de Tíbet durante su paso por Lafayette Square para darle la bienvenida al Dalai Lama quien, con este encuentro, se reunió con todos los presidentes estadounidenses desde George H. W. Bush, en 1991.

Además de la reunión con Obama, estaba previsto que el Dalai Lama, exiliado en India desde 1959, se reuniera más tarde con la secretaria de Estado Hillary Clinton y recibiera una medalla de la Fundación Nacional para la Democracia, financiada por el Congreso.

Tíbet es un territorio reivindicado por Pekín desde el siglo XIII y ocupado por el ejército chino en 1950.

El Dalai Lama fue ignorado por la Casa Blanca en su anterior visita a Estados Unidos en octubre pasado, en momentos en que Washington intentaba no ofender a China un mes antes de la gira de Obama por el país asiático.

El portavoz del Dalai Lama, Tenzin Taklha, había declarado el martes pasado que el encuentro con Obama sería “una fuerte señal” para China, y mostraría que llegó la hora de resolver el problema de Tíbet.

Pekín reclamó a Estados Unidos que reconsiderara su “errónea decisión” para “evitar más daño a las relaciones sino-estadounidenses”.

Estas relaciones ya se habían visto afectadas ultimamente por la decisión de Estados Unidos de otorgar un paquete de armas por 6 mil 400 millones de dólares a Taiwán, isla que China considera una provincia rebelde.