El presidente colombiano, Alvaro Uribe, insistió el lunes en su polémica idea de convertir a estudiantes universitarios en informantes del Ejército para combatir la violencia, una estrategia que debe ser seguida por otros sectores de la sociedad.

“Hay que escoger entre ser solidarios o ser encubridores. Hay que escoger entre una cultura de pasividad frente al crimen o una cultura de compromiso contra el crimen. Una cultura de compromiso contra el crimen es mi invitación a todos mis compatriotas”, enfatizó el presidente.

Uribe, que encabezó un consejo de seguridad en la ciudad de Cali (suroeste) donde los índices de violencia se han elevado en los últimos meses, reiteró las ventajas de su política de pago de recompensas.

El “gobierno ha orientado la cooperación ciudadana, no a través de las armas, sino a través de información y las comunicaciones”, dijo.

El mandadario invitó a los 31.000 conductores de taxi de Cali a cooperar suministrando información a las autoridades sobre delitos de los que sean testigos “para evitar que muchachos, que pueden estar en la mira de los terroristas para vincularlos al crimen, caigan en el delito”, añadió.

La semana pasada, Uribe anunció en Medellín que empleará a un millar de estudiantes universitarios de esa ciudad Medellín como informantes del Ejército en una medida con la que pretende combatir allí a bandas delincuenciales, lo que generó polémica y fue rechazado por organismos de derechos humanos.

Uribe, quien desde su llegada al poder en 2002 puso en marcha una política de “seguridad democrática” contra las guerrilleros izquierdistas, los paramilitares de derecha, los narcotraficantes y otros delincuentes, basa parte de esa estrategia en el pago de recompensas a cambio de información sobre delitos y sus autores.