Prácticamente la clase política chilena se vio salpicada por completo por las ácidas críticas que lanzó el humorista temuquense Edo Caroe, quien domó en la noche de este lunes al “monstruo” de la Quinta Vergara tras su exitosa presentación en el Festival de Viña del Mar.

La rutina, abundante en procacidad y en recriminaciones a los dirigentes de nuestro país, repasó los escándalos del financiamiento a la política, las colusiones de supermercados, farmacias y el papel higiénico, y otras temáticas del destacado artista que abrió el humor en el recinto viñamarino.

Sobre esta rutina fue consultada la ministra de Educación, Adriana Delpiano, quien junto a la presidenta Michelle Bachelet visitó el Centro de Acopio y Distribución de Textos Escolares Gratuitos en Pudahuel. Precisamente uno de los blancos de la rutina de Eduardo Carrasco Rodríguez fue el Gobierno, el caso Caval y la propia mandataria.

La titular del Mineduc, repasando las actuaciones de otros humoristas como Juan Carlos “Palta” Meléndez que también se ha referido con agudeza a los vaivenes que experimenta el escenario político, descartó referirse a cuál debe ser el límite para este tipo de humor.

De todos modos, y pese a que lamentó no haber visto la presentación, pidió que el diagnóstico sobre la política y, en particular, las instituciones, no sea generalizado.

“Aquí hay libertad de expresión, pero efectivamente yo creo que el país entero tiene que hacer un esfuerzo de valorar, de no generalizar situaciones respecto de las instituciones, porque creo que es un elemento que ha sido parte de nuestro patrimonio”, afirmó Adriana Delpiano.

Eso sí, agregó que la crítica y sus efectos es una actividad propia de los humoristas que “siempre corren el cerco porque es parte de su rol y de su tarea”