El Gobierno destacó la aprobación del Tratado de Asociación Transpacífico y afirma haber puesto como condición para la negociación que no aumente el precio de los medicamentos.

Llegando desde Atlanta tras la negociación del Tratado de Asociación Transpacífico, el director de la Dirección General de Relaciones Económica Internacionales (Direcon) de la Cancillería, Andrés Rebolledo, calificó como una buena noticia para el país que Chile se convierta en una de las doce naciones en participar en el acuerdo sobre rebaja de aranceles, estándares en materia laboral, propiedad intelectual y protección al medio ambiente.

Andrés Rebolledo reconoció que la negociación del tratado beneficiará a Chile y que nuestro país fue una de las cinco naciones que durante la negociación mantuvo hasta el final las aprehensiones respecto del precio de los medicamentos.

Según Rebolledo, la negociación debió haberse terminado hace tres días, sin embargo se extendió por la solicitud hecha también por países como Australia, para que se mantuvieran las cláusulas sobre propiedad intelectual de los medicamentos biológicos. Cuestión sobre la que el tratado no habría innovado, manteniendo las actuales condiciones con las que Chile puede utilizar las licencias de medicamentos.

En otras palabras, los laboratorios estadounidenses que fabrican un medicamento y que tienen los derechos y licencias sobre el producto -es decir, son dueños de su propiedad intelectual- actualmente tienen hasta cinco años en los que se resguarda la fórmula del medicamento sin que otros laboratorios puedan utilizar dicha fórmula para producir medicamentos biológicos más baratos.

Con el tratado, Estados Unidos buscaba resguardar sus licencias por doce años, y eso fue lo que se negoció y se mantuvo en sólo cinco años como es en la actualidad. Este tema representaba una dificultad para la Ley Ricarte Soto, que justamente pretende entregar medicamentos de alto costo.

El Gobierno hizo un llamado a la calma respecto de esta situación, ya que agrupaciones internacionales como Médicos sin Fronteras, Médicos sin Marca y el propio Colegio Medico en Chile pedían que no se suscribiera el tratado para evitar el alza en el precio de los medicamentos.