Canguros en estado salvaje viven desde hace décadas en el departamento de Yvelines, cerca de París, para sorpresa de algunos vecinos que a veces se topan con los marsupiales.

Desde hace cuatro décadas, los habitantes del sur de Yvelines se cruzan regularmente con estos simpáticos y tranquilos animales originarios de Tasmania, en el sur de Australia.

Aparecen sin previo aviso al lado de la carretera, en los jardines o flotando muertos en la piscina.

La presencia insólita de canguros tiene su origen a una reserva ecológica de la localidad vecina de Emancé. En los años 1970, varios grupos de marsupiales escaparon del recito por brechas en el alambrado causadas por negligencia, vandalismo o inclemencias del tiempo.

Los canguros terminaron adaptándose al lugar, donde se reprodujeron e se implantaron. Actualmente hay unos 150 individuos, una situación “única en Francia”, según Laurent Tillon, encargado de fauna y biodiversidad del la oficina nacional de bosques (ONF) de Francia.