Cuando hace sólo una semana la fiscalía autorizó la reapertura de la búsqueda del Cessna 172 y sus cinco ocupantes desaparecidos -a petición de los familiares contactados por un psíquico-, hoy domingo surge un nuevo antecedente proporcionado por la tripulación de un barco pesquero de sardinas que se desplazaba cerca de Isla Mocha.

Al recoger las redes, los pescadores se percataron que entre el recurso marino venía atrapado un trozo metálico con líneas horizontales amarillas, idénticas a las del monotor perdido la tarde del 6 de octubre del año pasado, cuando despegó de la isla hacia Tirúa con cinco ocupantes.

De inmediato se informó a la capitanía de puerto de Lebu y a los familiares de los desaparecidos. Uno de ellos, Julio Hann, hijo del piloto Mario Hann confirmó el hallazgo.

A diferencia del escepticismo que mostró con el hallazgo un trozo pequeño el año pasado, en el sector de Tranicura, esta vez Julio Hann parece convencido de que se trata del avión de su padre.

No sabe dónde exactamente fue hallado, pero todo indica que el barco navegaba más cerca de la isla que del continente.

La pieza se encuentra en la Isla Mocha, hasta donde detectives de la prefectura de Arauco se movilizan trasladados por la Armada, para analizar el pedazo y derivarlo, bajo cadena de custodia, a un laboratorio de la institución, ya sea en Concepción o Santiago.

Recordemos que los pasajeros del avión desaparecido eran (además del ya nombrado piloto): Leslie Roa Sufray de 27 años y su amigo Erick Arriagada, de 28; y el abogado penquista Jorge Luengo Suazo de 53 años junto a su hijo Jorge Luengo Espinoza, ingeniero de 28.