Un hombre de Talcahuano planificó un autosecuestro para obtener dinero de su propia esposa y familia, con el aparente objetivo de pagar deudas y comprar los regalos de navidad de sus hijos. Sin embargo, la razón de fondo era compartir las fiestas de fin de año y el verano con otra mujer.

Para no creerlo. El hombre de 38 años, gásfiter del hospital de Talca, debía presentarse el lunes en su trabajo, pero su esposa lo echó de menos la tarde del domingo, cuando supuestamente iba en viaje, al no responder sus llamados.

La acongojada mujer denunció la presunta desgracia a la PDI de Concepción y pronto los detectives de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (BIPE), debieron enfrentarse a un secuestro, ya que la cónyuge recibió mensajes de texto en que desconocidos aseguraban que lo matarían si no les entregaba dinero, según narró el comisario Cristian Makuc.

La familia, con domicilio en Talcahuano, entró en desesperación, la mujer comenzó a reunir el dinero con la cercanos y parientes, lo mismo los hijos, rezando para que al padre de familia regresara vivo.

Sin embargo, la PDI detectó que los mensajes de texto eran emitidos del Gran Concepción, o sea, que el secuestrado nunca viajó a Talca, lo que se corroboró con la empresa de bus, y ahí el asunto comenzó a dar un giro. Los detectives descubrieron que todo era mentira.

Cercado por la investigación, el hombre se entregó a la PDI y explicó que durante los tres días anduvo por Cañete, en un hostal de Concepción y en Lirquén…y según fuentes de La Radio, acompañado. Estas indican que estuvo con otra mujer, una joven de 19 años, con quien sostiene una relación sentimental.

Lo increíble es que el hecho no constituye un delito, pese a todos los esfuerzos y equipos movilizados, agregó el comisario Makuc.

El final de la historia también es novelesco, pues pese a la inmensa mentira que sufrió, al engaño con otra mujer, al tiempo perdido y la vergüenza a la que la expuso, la esposa lo perdonó y siguen viviendo juntos.