La semana pasada, el proyecto de ley que reforma el código sanitario en materia de remedios, más conocida como Ley Nacional de Fármacos, fue mencionada en reiteradas ocasiones por el ministro de Salud, Jaime Mañalich y otras autoridades del área.

¿La razón? Un insumo oftlamológico, llamado perfluoctano líquido, usado en cirugías con desprendimiento de retina de 8 personas, y cuyos efectos adversos significaron la perdida de la vista de forma irreversible en los ojos operados, no estaría regulado ni certificado por el Instituto de Salud Pública, ISP.

En el caso del Hospital de Rancagua, donde hubo cinco personas afectadas, la adquisición se realizó directamente con la empresa distribuidora.

Según Mañalich, en este momento el ISP sólo tiene facultades para certificar condones, guantes de látex y jeringas, mientras que el resto de insumos médicos quedan fuera de la regulación.

Esto hizo que ante la situación descrita, el ministro Mañalich llamara al Congreso en reiteradas ocasiones a aprobar la Ley de Fármacos.

El Colegio de Químicos Farmacéuticos comparte la opinión sobre la falta de regulación que hay en torno a los dispositivos médicos. Sin embargo, plantean que no es algo nuevo y que se debe principalmente a una falta de voluntad política de parte del Ministerio de Salud y no a la falta de una Ley de Fármacos.

Fuera del debate que se ha planteado, el proyecto de Ley Nacional de Fármacos se encuentra en su tercer trámite legislativo y tras la votación que haga el Senado en la sala para ratificar lo votado por la Comisión de Salud, lo más probable es que continúe en una Comisión Mixta.