La pareja protagónica formada por la soprano dramática holandesa Eva-María Westbroek y el tenor italiano Marcello Giordani, brillaron con luces propias en la ópera “Francesca da Rimini” de Riccardo Zandonai, cuyo argumento presenta un despliegue de deslumbrante belleza.

La composición lírica, en cuatro actos se estrenó, en el Teatro Nescafé de las Artes y constituye una de las 12 óperas seleccionadas en la cuarta temporada del Teatro Metropolitan House (MET) de Nueva York y que llega vía satélite, en sistema H.D., a ciudades de 64 países de todo el mundo.

Ambos cantantes en los roles de Francesca y Paolo, los amantes malditos, son quienes llevan el peso de esta representación lírica, con duos y árias de singular belleza, en torno a la obra de Zandonai, basada en la pieza teatral homónima de Gabriele D´Annunzio y en la primera parte de “Infierno” de la Divina Comedia de Dante.

La ópera se desarrolla en el siglo XIII y cuenta la verdadera historia de Francesca da Polenta, quien tras casarse con Giovanni Malatesta de la ciudad de Rimini, y cometer adulterio con el hermano de éste, Paolo II desencadenará la tragedia.

Los hermosos decorados, la coreografía (Donald Mahler), la escenografía (Ezio Frigerio), el vestuario de los artistas (Franca Squarciapino), la regie de Piero Faggioni y la conducción orquestal del maestro italiano Marco Armiliato, constituyeron el marco adecuado para una excelente producción de esta ópera que se ha ejecutado en pocas oportunidades a través del mundo.

Otros intérpretes que sobresalieron fueron el barítono estadounidense Mark Delavan como Giovanni (Gianciotto), esposo de Francesca; el tenor de la misma nacionalidad, Robert Brubaker, como Malatestino, hermano del anterior y la mezzo soprano ítalo-americana Ginger Costa-Jackson, como Smaragdi, doncella de Francesca.

La obra se estrenó en el Teatro Regio de Turín, el 19 de febrero de 1914.

Tras su notable carrera, el compositor italiano Riccardo Zandonai (1883-1944) fue considerado por la legendaria editorial de música clásica, Casa Ricordi, como el legítimo sucesor de Giacomo Puccini; alianza que le permitió estrenar “Conchita” (1911), “Melenis” (1912) y “Francesca da Rimini” (1914), esta última obra el mayor éxito de su carrera al ser según el consenso de la crítica uno de los melodramas más originales y acabados del siglo XX.

Esta ópera es la más conocida de Zandonai, y de una serie de óperas basadas en la historia de Paolo y Francesca.