Este 2012 llegó marcado por tres enormes campos de crisis que no sabemos en qué forma se resolverá, si es que se pude resolver…

Primero habría que comenzar con las crisis que tenemos más cerca: aire, agua y tierra. No es necesario ponerse repetitivo con la descripción del cambio climático: sequías, diluvios, olas de frío glaciar y de calor sofocante; sino que hay que mirar a los efectos más inmediatos.

De partida, los precios de los alimentos suben y seguirán disparándose. Los cereales y la soya aumentan alrededor del 10% en cerca de 30 días, porque el cambio climático ha destruido cosechas enteras, y en otras partes, las primaveras y veranos acelerados provocan que las plantas maduren demasiado rápido, sin darse tiempo para producir suficientes granos. De hecho, en el sur de Argentina las espigas de trigo contienen entre 1/3 y la mitad de los granos de una cosecha normal.

En el caso de la miel, la sequedad del aire impide que las flores produzcan suficiente néctar, y sólo en Chile ya han muerto de hambre cerca de 12 mil colmenas.

En el océano Pacífico, en tanto, se han reportado cerca de Australia la aparición de extraños tiburones híbridos, que jamás se habían visto y que se supone son resultado de cruzas aberrantes relacionadas con el aumento de la temperatura y el cambio químico del agua de mar.

Mientras que en las publicaciones especializadas de alimentación y salud de Estados Unidos ya se está recomendando dejar de consumir pescados, mariscos y crustáceos, porque su carne está saturada de sustancias nocivas, metales pesados y en algunos casos, como los salmones de criaderos, se indican que están saturados de antibióticos, cuyo efecto en las personas es generar cepas microbianas resistentes a tratamietnos con antibióticos.

Escucha aquí la crónica producida y dirigida por Ruperto Concha.