La compañía aérea australiana Qantas anunció que detectó “ligeras anomalías” en algunos motores que equipan a sus aviones Airbus A380, por lo que permanecerán inmovilizados más tiempo de lo previsto, tras una avería registrada el jueves en vuelo por un aparato.

“En tres motores hemos descubierto ligeras anomalías -aceite donde no debía haber en los motores”, precisó el director general de Qantas, Alan Joyce, a la radiotelevisión pública ABC.

“Se trata de motores nuevos en un avión nuevo y no deberían tener ya este tipo de problemas, esto nos da una indicación acerca de una zona en la que concentrarnos”, añadió.

“Estamos abiertos, pero pensamos que podría haber un problema de materiales o un problema de concepción en los motores”, agregó.

El 4 de noviembre, un Airbus A380 de Qantas se vio obligado a regresar al aeropuerto de Singapur para realizar un aterrizaje de urgencia, tras la explosión de uno de sus cuatro motores Rolls-Royce unos minutos después del despegue.

Joyce anunció asimismo que la compañía ha decidido prologar la inmovilización de sus A380.

“Somos la única compañía que ha inmovilizado sus A380. Nosotros nos tomamos la seguridad increíblemente en serio y por lo tanto decidimos dejar en tierra estos aviones todo el tiempo que sea necesario para tener la certeza de que hacerlos volar es seguro”, subrayó Joyce.

“Seguimos pensando que, con los avances que hacemos, estamos hablando de días y no de semanas”, antes de una reanudación de los vuelos, precisó.

Al día siguiente, un Boeing 747, también de Qantas -que entre sus pasajeros llevaba al comandante del A380 accidentado la víspera y sus dos pilotos- también tuvo que regresar a Singapur por una avería en vuelo de otro tipo de motor Rolls-Royce.

El incidente del A380 es el primero de esa gravedad desde la entrada en servicio en 2007 del avión de línea más grande del mundo, capaz de transportar más de 500 pasajeros.

Qantas, que no ha tenido ningún accidente mortal en sus 90 años de existencia, posee una flota de seis Airbus A380 que cubren trayectos muy rentables desde las dos principales ciudades australianas, Sídney y Melbourne, a Londres o Los Angeles.

La compañía ha desmentido tajantemente que el incidente se haya debido, como afirmaron los sindicatos, a dejar el mantenimiento de los aparatos en manos de otras compañías en el extranjero.