Se estima que, en el mundo, uno de cada mil personas tiene Síndrome de Down. Ese es el caso de Jab Issa, padre de Sader, un joven sirio de 23 años. Éste contó cómo es vivir con un papá que nació con el trastorno genético. “Me hizo profesional”, dijo.

La historia viene de parte del portal español El Mundo, que recogió el testimonio del hombre que está orgulloso de su ascendencia.

“En la escuela supe lo que era el síndrome de Down y entendí cada aspecto de la condición de mi padre”, dijo Sader. Vive junto a su padre y su madre, Samira, en la ciudad de Al Bayda, al noreste de Libia. Es hijo único.

El sitio especializado en salud Medline Plus detalla que el Síndrome de Down es un trastorno genético en el que una persona desarrolla 47 cromosomas en lugar de los 46 habituales.

Esto produce “problemas con la forma en la que se desarrollan el cuerpo y el cerebro”. Al no ser una enfermedad, no tiene cura ni tratamiento.

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Sader sostuvo que sus padres “son una pareja encantadora, trabajadora y afable. Sencillos pero muy respetados”. De su padre, añadió, aprendió “el ser paciente y amar a todas las personas sin importar su origen o su credo”.

Jab solía trabajar en una industria procesadora de trigo. Gran parte del dinero que ganó, lo invirtió en la educación de Sader. Por eso es que está por graduarse de odontólogo. “Se siente muy orgulloso de mi desde que se enteró que su hijo será doctor”, contó el joven.

“Estoy tan orgulloso de mi padre como él de mí”, agregó.

En el Día Mundial del Síndrome de Down de marzo pasado, las Naciones Unidas advirtieron que a pesar de los característicos problemas de salud, “los avances sociales y médicos han conseguido mejorar la calidad de vida de las personas con el síndrome”.

“A principios del siglo XX, se esperaba que los afectados vivieran menos de 10 años. Ahora, cerca del 80% de los adultos que lo padecen superan la edad de los 50 años”, informaron.