Pintoresco es poco. Es que aunque el local de la Fuente Penquista es pequeño, es súper acogedor y dueño de una identidad completamente única que busca reflejar eso de ser penquista.

Así, su decoración y su carta se inspiran en los recorridos tradicionales de micros de Concepción, muchos de los cuales pasan justo por fuera del local.

Por eso, que no le llame la atención que acá la puerta de vidrio esté cerrada, porque el local da justo a O’Higgins, por lo que esta separación permite sacar un poco lo que pasa dentro de la vorágine de las micros que tienen su recorrido por ahí.

Facebook Fuente Penquista
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Y aunque el local es chico, aquí las porciones en cada plato son realmente grandes.

Es que, haciendo honor a eso de “La enjundia es nuestro copiloto”, la recomendación acá es ir con hambre y, si no es de tanto de su gusto (o su médico se lo prohibió), pida suavecita la mayo en los sándwiches. Porque vaya que le ponen.

Acá la generosidad es regla y el ambiente ayuda a ese sentimiento de parroquiano.

De hecho, una de las veces que fui a comer ahí lo hice con mi hijo, quien se entretuvo mucho con el arte que hay en esa cocina, la música fuerte, y eso de sentarse en pisos y barras. Eso sí: no pudo con el sándwich de omelette que pidió, al igual que yo, que no acostumbro a porciones tan generosas.

Pero ojo que esto no es una queja.

M. Riveros.
M. Riveros.

La idea del local es concentrarse en pocas cosas, pero ricas.

Es que el sabor es una de las tendencias que se están tomando los restaurantes hoy: ingredientes baratos y despreciados se recuperan junto a preparaciones tradicionales y olvidadas por la moda de la comida que reniega de nuestras tradiciones o el boom de lo “gourmet”.

Esta tendencia que agrupa a no pocos cocineros, le ha dado un nuevo aire a las cocinerías dentro de locales establecidos y de buena factura.

Por eso acá no hay solo Sánguches ($4.300, o $4.500 con un vaso de bebida), sino que también tienen Pailas ($5.000) y Menú del Día ($4.500).

Y sería.

Esta oferta agrupada hace que la cocina saque más rápido las comandas, lo que permite que entre más gente porque nadie se queda esperando mucho rato.

Pero ojo que las combinaciones son muchísimas, por lo que se puede pedir siempre con novedad. Por un lado, la fricandela es una buena opción que, con el mayo y el pan va muy bien con los agregados de queso palta y choclo.

Hay también churrascos de esos antiguos, mechada, fricanprieta (un poco intensa para mi gusto) y omelette.

Entre los platos que sirven hay ceviches y dos muy buenos platos para comer con tostadas: Pinzas de jaiba al ajillo y machas a la parmesana.

La atención es un poco brusca, pero de muy buen nivel: La gente acá sabe lo que hace, y por eso es que existen muchos parroquianos fieles al lugar.

Un punto aparte es el baño: Por lejos lo menos acogedor del lugar. Si no fuera porque la cocina está abierta a la vista de todos, esto sería una señal de sospecha sobre la calidad del restaurant. Ojalá arreglen esto pronto.

M. Riveros.
M. Riveros.

Aún así, es un local que vale la pena visitar. Recomendado.

Para escribir esta reseña visité de manera anónima dos veces el local. No se recibió ni aceptó ninguna invitación por parte del restaurant.

Mario Riveros M.
@mario_riverosm

La Fuente Penquista. Libertador Gral. Bernardo O’Higgins 63, Concepción. Tiene estacionamientos pagados en las calles cercanas al local.