Si bien es raro encontrar a alguna persona que no guste de la Navidad, todos tenemos al menos un conocido que la detesta por una serie de razones. Comúnmente, ellos son denominados como “Grinch”, haciendo alusión al duende de color verde que se robaba la celebración.
Más allá de la fantasía, el cuento fue escrito por autor estadounidense Theodor Seuss Geisel (Dr. Seuss) en 1957 para un público infantil, aunque esconde un alto componente de crítica social.
Según detalla un artículo de diario El País, en 1956 Dr. Seuss sintió la necesidad de escribir un libro para criticar el espíritu consumista que se había apoderado de la sociedad norteamericana en esas fechas; la cual, según su opinión, había olvidado que el verdadero sentido era “estar unidos en familia”.
De esta forma creó un cuento llamado Cómo el Grinch robó la Navidad, que narra la historia de un personaje parecido a un duende verde, peludo y malhumorado. Éste poseía un corazón dos tallas más pequeño que el de un ser humano normal, como característica principal.
Aquella criatura fue apodada como El Grinch, un ser que vivía amargado en lo alto de una montaña, cercana a un poblado llamado Villaquién.
Cuenta la historia que el Grinch había sido víctima de crueles bromas en su infancia por parte de compañeros de su escuela, en el periodo de la Navidad, lo que hacía que odiara aún más esta época del año y acumulara resentimiento sobre los “Quién” (ciudadanos del pueblo).
De esta forma, el particular duende planeó y ejecutó un plan maestro junto a su perro Max. Éste consistía en destruir la Navidad a Villaquién, por medio del robo de todos los adornos de las casas y los regalos de estaban destinados a hacer felices a los niños y niñas.
Su plan funcionó perfectamente, ya que el Grinch y su aliado lograron sacar todos los obsequios y luego los llevaron hasta la montaña para botarlos hacia un precipicio. No obstante, la actitud de los pobladores lo hizo cambiar de opinión.
Cuenta Dr. Seuss que el duende, justo en el momento que iba a tirar los regalos al acantilado, escuchó a las personas del pueblo cantar y celebrar la navidad, a pesar que no hubiese un solo regalo al interior de los hogares.
Esto lo hizo reflexionar, en el último minuto, respecto a cual era el verdadero sentido de la festividad y que éste iba mucho más allá de lo material. El confuso sentimiento hizo que su corazón creciera tres tallas, siendo ahora más grande que el del resto.
Sobre el final del relato se destaca que el Grinch ya no es el duende verde malhumorado que odia la Navidad, por lo que devuelve todos los regalos y es recibido por los pobladores de Villaquién. En el fondo, él entiende que el espíritu navideño sí está dentro de su gran corazón.
Cabe señalar que esta historia fue llevada al cine en el año 2000. En aquel entonces fue Jim Carrey quien personificó al Grinch. La cinta estuvo cuatro semanas como la película más vista en Estados Unidos y se transformó en la segunda película navideña más taquillera de todos los tiempos, superada solo por Mi pobre angelito.
