Se puede decir que la cinta de terror El Aro (2002) ha sido una de las buenas producciones de terror de las últimas décadas. Su argumento estaba basado en tres aspectos: una niña, un pozo y una cinta maldita.
En este sentido, la historia decía que Samara Morgan (Daveigh Chase) era una chica maldita, que fue arrojada a un pozo para luego volver al mundo real a través de una cinta misteriosa. Esta maldición consistía en que cualquier persona que viera el video tenía siete días para que la niña saliera del lugar y desatara su ira.
Pues bien, todo este argumento viene desde una antigua historia japonesa, la cual se sitúa en el castillo Himeji, donde en el siglo XIV murió una joven trabajadora llamada Okiku.
Según detalla el diario español La Vanguardia, Okiku era una bella sirvienta del calabozo del castillo. Su figura llamó la atención del samurái Tessa Aoyama, quien se enamoró perdidamente de ella y prometió dejar a su esposa.
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No obstante, la joven nunca estuvo de acuerdo con la proposición que hizo el guerrero. Esta decisión hizo que años más tarde ella tuviera una muerte dramática a muy temprana edad.
El trabajo específico de Okiku era cuidar diez platos dorados de Aoyama. Un día, el samurai decidió esconder uno de ellos y la amenazó indicándole que, si no accedía a irse con él, la acusaría del robo y sería torturada.
Según detalla el portal de tendencias Vix, la historia dice que la chica se quitó la vida lanzándose al pozo de agua de las afueras del castillo, ya que no encontraba otra solución a este problema.
Otra versión señala que ella fue arrojada a ese pozo por el propio samurai Aoyama, quien no pudo soportar el rechazo de la joven a su propuesta de amor eterno.
Pero la historia no termina ahí. Se dice que en la víspera de la muerte de Okiku, ella se arrastraba fuera del pozo y se le apareció al samurai durante las siete noches siguientes, atormentándolo con gritos, en los que se oía cómo contaba los platos de oro en el salón.
Pues bien, cuando ella notaba que faltaba un plato, desataba su ira contra el hombre, quien finalmente enloqueció de terror.
El medio español destaca que los dibujos que hacen referencia a Okiku son similares a los Samara, con cabello negro abundante sobre la cara y un vestido blanco que sobresale.
En concreto, este tipo de fantasmas se les denomina Yurei en Japón, lo que se traduce como “alma apagada o espíritu apagado”.
El pozo donde Okiku murió aún se puede encontrar en el Castillo Himeji, pero en estos días se encuentra cerrado con barras de metal. Puede que esta medida se haya tomado para evitar que la historia se repita.
Cabe señalar que la japonesa Ringu (1998) fue la primera película de terror que se hizo basada en esta temática.