La vida del talentoso bailarín que hasta Michael Jackson imitó sus pasos de baile

La industria de la entretención en Hollywood, guarda una serie de historias que permanecen ocultas al común de la gente. Y una de ellas, se relaciona directamente con un talentoso bailarín que inspiró a Michael Jackson. Hablamos del célebre Bob Fosse.

Este actor, coreógrafo y bailarín, hizo escuela al desarrollar un estilo único de baile, basado en una fuerte carga erótica, que parecía sencilla, pero involucraba unos pasos cuidadosamente estudiados.

A raíz de su aporte al género de los musicales, actualmente es reconocido como uno de sus principales innovadores.

Precisamente este rasgo, llamó la atención del “El Rey del Pop” que después de ver la versión musicalizada de El Principito, donde Fosse interpretó a la serpiente, le sirvió de inspiración al propio Jackson.

El comienzo de la leyenda de Bob Fosse

Fosse, comenzó desde lo más abajo, para luego ser reconocido con un premio Óscar a mejor director por Cabaret. Aunque lo cierto, su camino partió desde muy joven en su natal Chicago (Illinois).

Fue en la noche de esta ciudad, que a los 14 años, Bob empezó a bailar claqué en los diversos clubes de burlesque. Esta elección de profesión no fue casual, ya que su padre había trabajado en una comedia como cantante y bailarín antes de trabajar como vendedor de chocolates Hershey, mientras que su madre, que pesaba 107 kilos, había sido extra de ópera y tocaba ragtime en el piano familiar, consignó Rolling Stone.

También de forma prematura, realizó una gira presentando su propio número musical. Así las cosas, pulió un repertorio basado en movimientos únicos que no se habían visto nunca, como el deslizamiento lateral, las manos de jazz y las rodillas dobladas. Todo un sello de Bob Fosse.

Según reveló, antes de morir en 1987, con apenas 60 años, la alopecia fue el principal motivo por el que incorporó el sombrero como elemento esencial de sus bailes, al igual que su ídolo Fred Astaire, que usaba bastón y un sombrero de copa, consignó La Vanguardia.

“Empecé con los sombreros porque se me caía el cabello. Exageré mis espaldas redondeadas hacia adelante y como no tengo rotación de piernas empecé a girar mis pies hacia adentro”, agregó el bailarín, sobre el origen de su estilo.

En ese sentido, hay que recordar la canción Billy Jean (1982) para remontarse al baile de Fosse, donde se percibe una influencia del laureado coreógrafo.

Un estilo único e irrepetible

Como un vanguardista de su tiempo, muchos críticos señalan que los musicales son lo que son, gracias al aporte de Fosse.

Incluso, introdujo un estilo de baile, que es más característico de los teatros, para ensalzarlo en el cine a su propio modo. Así lo describió el escritor Bruce Handy para Vanity Fair. “Se podría argumentar que Fosse inventó la gramática cinematográfica moderna: la vistosidad, los cortes rápidos, la fragmentación de las escenas, la manipulación del tiempo”, escribió en una entrevista con el biógrafo de Fosse, Sam Wasson.

El actor Gene Kelly, quien protagonizó el clásico “Cantando bajo la lluvia”, también afirmó lo siguiente: “Es sensacional”, dijo sobre Fosse. “Lo que dicen que no se debe hacer, él lo hace. Combina diferentes estilos, usándolos donde corresponde, y así ha desarrollado prácticamente un estilo propio”.

Es por ello, que la coreografía de Bob Fosse, también es conocida por su “engañosa complejidad”, destacó Lauren Wingenroth para Dance Magazine. “A primera vista, parece simple y minimalista, pero en realidad es increíblemente difícil dominar todos sus sutiles matices”.

Una vida llena de excesos

Al mismo tiempo que Fosse destacaba obteniendo un Óscar por Cabaret, un Tony por Pippin y un Emmy por Liza with a Z, el esfuerzo por destacar profesionalmente le pasó la cuenta.

En una sincera entrevista con la revista Rolling Stone, el propio Fosse habló sobre aquellos años turbulentos: “Me despertaba, y me tomaba una dosis de dextroamfetamina (una droga psicoestimulante). Después de comer, cuando no podía continuar, me tomaba otra, y otra más si quería trabajar durante toda la noche”.

Mientras en su vida privada, se casó tres veces, y en todo ellos fracasó, mencionó a Rolling Stone. Con excepción de Gwen Verdon, con quien lo unió el amor por la danza. “Siempre fui más feliz trabajando”, señaló. “A menudo me aburría de otros aspectos de la vida. La razón por la que Gwen y yo aguantamos tanto fue porque trabajábamos tan bien juntos y lo disfrutábamos muchísimo. Los mejores momentos los pasábamos en la sala de ensayos. Si nunca nos hubiéramos ido, todavía estaríamos casados”.

Si bien el matrimonio entre Fosse y Verdon terminó, el coreógrafo y la bailarina siguieron trabajando juntos, hasta la muerte de Fosse en 1987.

“Nuestra primera relación estuvo construida sobre la admiración y después en la amistad”, sostuvo Verdon al ‘New York Times’. “Eso nunca se destruye. No hay motivos para hacerlo. Es un padre fabuloso. No vivimos juntos. Eso es todo. Sin embargo, es el mejor amigo que tengo”, explicó sobre Fosse, quien hasta el día de hoy es considerado una leyenda de los musicales.