Es una historia que golpea, en toda la extensión de la palabra a un ser humano.

El coronavirus ya cobró más de dos millones de vidas en todo el mundo. 17, eran familiares de una sola persona: el mexicano José Martín Chávez, de 32 años, quien se recupera a leves pausas de la situación.

Todo comenzó cuando en Cuautitlán Izcalli, municipio del Estado de México (Edomex), Chávez y otros miembros de su familia acudieron a los funerales de un tío lejano quien falleció por covid. Era un luto que podía llevarse (aún con la pérdida) en ese momento. Pero, lo que vino después, nadie se lo esperó.

Uno a uno, decenas de los parientes dolientes fueron enfermando, unos más graves que otros. Entre ellos estaba la madre del hombre que relató la triste historia al periódico local Milenio.

“Gracias a Dios, fui fuerte y me encargué de mi mamá, pero no se pudo salvar; a mi papá, lo tengo en cama y mi hermana que ya se recuperó”, aseguró en medio de las dificultades que trajo el virus, como efectos posteriores no solo en lo físico, sino en lo financiero.

Además del peso psicológico por la experiencia con esta enfermedad, este mexicano tuvo que desembolsar una enorme cantidad de dinero para el tratamiento y funerales.

Empleó sus ahorros, 4.000 dólares, para el pago de los médicos, para comprar oxígeno y otros medicamentos que fueron prescritos. Comentó que otros de sus familiares con la misma situación en sus respectivos núcleos, ya llevaban desembolsados 10.000 dólares (un poco más de 7 millones de pesos chilenos).


Se trataba, al fin y al cabo, solo de dinero. Lo que estaba enfrentando toda su familia era el verdadero costo. Uno sentimental y que no se puede cuantificar cuando pierdes a un ser querido, como a una madre.

“La incineré y tengo sus restos en casa, porque ni tiempo de ir al panteón”, relató en medio de su calvario. El luto se quedó corto con su experiencia.

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¿Contagiados desde el ataúd de un fallecido?

Lo que sucedió en la familia de José Martín Chávez ha tratado de ser explicado por la ciencia y los llamados de prevención.

El error, producto del dolor por una pérdida de un familiar, es el primer vector a la hora de un contagio masivo en un funeral, como ocurrió en el caso en mención.

Nadie puede juzgar lo sucedido, ya que debe vivirse en carne propia para entenderse, pero las precauciones deben guardarse y en eso insisten las autoridades de salud.

Un cuerpo sin vida no puede contagiar por medios convencionales a una persona viva. Sin embargo, el virus, sigue su avance, ya sea por vectores distintos (otros parientes que estén contagiados y son asintomáticos) o por el acercamiento a un fallecido por covid.

Hugo López-Gatell, subsecretario Prevención y Promoción de la Salud de México, fue citado al respecto: “El virus se propaga por vía respiratoria, pero una persona que ha perdido la vida, evidentemente ya no respira, pero todavía si las personas se acercan al cuerpo, lo besan, lo abrazan, como puede ocurrir y es legítimo que ocurra, eso representa un altísimo riesgo que los familiares se contagien”, concluyó.

Infobae

Por eso es que recomienda la cremación, como método de prevención, ya que las ceremonias se vuelven mucho más cortas que en una velación convencional.

Medios como la BBC ya habían informado de si un cadaver puede contagiar o no a los asistentes a funerales, citando a la OMS.

“Salvo en casos de las fiebres hemorrágicas (como el ébola o la fiebre hemorrágica de Marburgo) y del cólera, los cadáveres no suelen ser infecciosos”, dice el organismo mundial. Pero hace una aclaración necesaria: “Solo pueden serlo los pulmones de los pacientes con gripe pandémica si se manipulan de manera incorrecta durante una autopsia”.

Enfermedades respiratorias agudas como la covid-19 no mueren con la persona. Si no hay personal capacitado para tratar los cuerpos, puede venir el contagio masivo, ya que los pulmones y otros órganos “pueden seguir albergando virus vivos”, cita el referido medio.

No se sabe a ciencia cierta si eso fue lo que ocurrió en el funeral del tío del protagonista de esta historia. Pero, resulta un ejemplo importante de conocer para que las personas que pasen por una situación similar, entiendan lo que puede llegar a suceder, sino se siguen los protocolos.

BBC

Otros funerales con contagios masivos de covid

Uno de los ejemplos se queda en casa. La Isla Santa María, en Coronel, hizo noticia en Chile debido al contagio masivo en el funeral de uno de los pescadores de la zona.

Centenares de personas se hicieron presentes a la ceremonia, incluida una mujer que había dado positivo al coronavirus. De todos modos, decidió estar presente para dar el pésame, y algo más.

A las semanas, vino el rebrote encendiendo las alarmas en las autoridades de salud, que indagaron más sobre el tema, a pesar de que había personal de la institución para verificar el funeral.

Cuando la investigación estaba avanzada, trascendió que decenas de personas no habían usado mascarilla, además de no guardar las precauciones necesarias. Algo que fue evidente cuando el brote, que inicialmente se contabilizó en 15, escaló a más de 80 personas conforme pasaban los días.

La isla quedó en confinamiento total debido a ese suceso.

En La Rioja, España, el año pasado cerca de 40 personas se contagiaron de forma similar. Asistieron a dar el último adiós a un fallecido de la zona.

“Se han tomado medidas drásticas en La Rioja, son difíciles pero han tenido valor para tomarlas (…) eran necesarias”, aseguró un funcionario de salud local, tras la ceremonia efectuada en la provincia de Vitoria, la cual terminó contagiando a 39 personas, según medios locales.

El ejemplo a no seguir, no obstante, se lo llevan los funerales de un líder religioso en Bangladesh. 10 mil personas participaron de la ceremonia.

No se sabe cuántos terminaron contagiados luego de semejante multitud sin protección. Lo que sí es certero, es que en ese país se registran cerca de 600 mil contagios y más de 8.000 muertes por covid.

En el atlántico norte de Colombia, específicamente en Malambo, otro caso que fue denominado como “indisciplina social” por los medios que lo difundieron.

El año pasado, una persona abrió el ataúd de un fallecido retando a los asistentes: “El que tenga miedo, que se vaya”, les dijo. Se trataba de una forma de revelarse al miedo generado por la pandemia.

El resultado fue una práctica masiva de test contra la covid que autoridades locales decidieron realizar de forma preventiva. No está claro cuántos resultaron infectados tras la situación, pero generó una ola de críticas por la forma de actuar de algunas personas.