Esta mañana el ministro Enrique Paris confirmó ante el congreso el primer caso de una mujer infectada con la variante Delta del Coronavirus en Chile. Esto se pesquisó en la ciudad de Talca y la persona viajó desde Estados Unidos.

Ante esto, rápidamente surgen las preguntas respecto a qué tan efectivas son las vacunas aprobadas de la COVID-19 ante esta variante, originada en la India.

Eficacia reducida…

Varios estudios en laboratorio muestran que la variante Delta (antes llamada “variante india”) parece resistirse más a las vacunas que otras mutaciones. Es lo que se conoce como “escape inmunitario”.

Según uno de estos informes, realizado por las autoridades británicas y publicado a principios de junio en The Lancet, en las personas vacunadas con las dos dosis de Pfizer/BioNTech, el nivel de anticuerpos neutralizantes es casi seis veces menos elevado en presencia de la variante Delta que con la cepa originaria, que sirvió para desarrollar las vacunas.

En comparación, esta reducción es de 2,6 veces frente a la variante Alpha (“británica”), y 4,9 veces frente a la variante Beta (“sudafricana”).

Otro estudio, realizado por el Instituto Pasteur en Francia, concluye que los anticuerpos neutralizantes tras recibir el vial de Pfizer/BioNTech son de tres a seis veces menos eficaces contra la variante Delta que contra la Alpha.

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Eficaces al fin y al cabo

Los niveles de anticuerpos registrados en laboratorio son un indicador esencial, pero no es suficiente para determinar la eficacia de una vacuna. No se toma en cuenta la otra faceta de la respuesta inmunitaria, la inmunidad celular.

De ahí la importancia de analizar lo que sucede en la vida real. Y los resultados son más bien tranquilizadores.

Según datos presentados el lunes por las autoridades británicas, la vacunación con Pfizer/BioNTech y AstraZeneca es igual de eficaz para impedir la hospitalización tanto ante la variante Delta como la Alpha.

Dos dosis permiten evitar a 96% (para Pfizer/BioNTech) y 92% (para AstraZeneca) el ingreso hospitalario debido a la variante Delta, según este estudio en 14.000 personas.

Datos precedentes de las autoridades británicas daban conclusiones parecidas para formas menos graves de la enfermedad.

Dos semanas después de la segunda dosis, la vacuna Pfizer/BioNTech es 88% eficaz contra la forma sintomática del covid-19 debido a la variante Delta, contra el 93% cuando se trata de la variante Alpha. Por su parte, AstraZeneca demuestra una eficacia de 60% y 66% ante estás mutaciones.

Los creadores de la vacuna rusa Sputnik V aseguraron el martes en Twitter que su fármaco era “más eficaz contra la variante Delta” que cualquier otro, pero no publicaron sus datos.

Una dosis no es suficiente

Los estudios convergen en un punto: una sola dosis aporta una protección limitada contra la variante Delta.

“Tras una sola dosis de Pfizer/BioNTech, 79% de las personas tenían una respuesta anticuerpos detectable contra la cepa original, pero esta caía a 50% para la variante Alpha, 32% para la variante Delta y 25% para la variante Beta”, concluye el estudio en laboratorio publicado en junio en The Lancet.

Según la investigación del Instituto Pasteur, una sola dosis de AstraZeneca sería “poco o nada eficaz” contra la variante Delta.

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Estas tendencias se confirman en la vida real: según las autoridades británicas, una sola dosis de cualquiera de las dos vacunas tiene una eficacia de 33% para impedir la forma sintomática de la enfermedad provocada por la Delta (y de 50% para la variante Alpha).

Entre todos los inmunizantes autorizados, sólo el de Janssen es de dosis única. Por ahora, no se disponen de datos sobre su protección ante la variante Delta.

¿Qué viene ahora?

Para frenar la propagación de esta variante, un 60% más transmisible que la Alpha según las autoridades británicas, los científicos insisten en la importancia de la vacunación completa, con dos dosis.

Crear este “bloque de vacunados”, en palabras del presidente del Consejo Científico francés Jean-François Delfraissy, tiene un segundo objetivo: impedir que surjan otras variantes entra la población que está parcialmente o nada protegida.

La perspectiva que preocupa más es la aparición de otras mutaciones del virus, más resistentes a las vacunas.

Pero, “no se tiene que basar todo en la vacunación”, declara a la AFP el epidemiólogo Antoine Flahault.

Según él, es crucial “mantener la circulación del virus muy baja”, a través de las otras medidas de control (gestos barrera, detección de casos, medidas de restricción…), ya que cuanto más circula el virus, más posibilidades hay de que mute y cree otras variantes.