Hablar sobre enfermedades mentales suele todavía ser para muchos un tabú. Aunque hay avances en América Latina, todavía es un tema del que vale la pena hablar. ¿Cómo se pueden combatir estos estereotipos?

El aumento de suicidios en América Latina muestra que aún es necesario hablar sobre la salud mental y el estigma que recae sobre ésta. La psiquiatra y directora del Núcleo Milenio para mejorar la salud mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay) de Chile, Dra. Vania Martínez, afirma que “gran parte de las muertes por suicidio tienen una relación con problemas de salud mental, aunque no es el único factor que influye”.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la depresión, la ansiedad y los trastornos del dolor son las tres enfermedades más comunes en América Latina y el Caribe. Pero hay otras afectaciones mentales que son importantes, como el consumo de sustancias peligrosas: “Es el verdadero cáncer de la salud mental en América Latina”, dice el Dr. Juan Eduardo Tesone, médico psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). De igual importancia son los trastornos bipolares, alimenticios, de conducta y, en sí, todas las enfermedades mentales.

Para nadie es un secreto que hablar sobre la salud mental sigue siendo un tabú. Pero ¿por qué y qué podemos hacer para dejar de pensar que los trastornos mentales son sólo cosa de “locos”?

Las barreras del estigma

“Cuando hablamos de estigma en el tema de salud mental, hablamos de prejuicios o estereotipos que existen, y que muchas veces están basados en creencias erróneas acerca de la salud mental”, afirma la directora del Imhay. Por ejemplo, en la sociedad se tiende a creer que las personas que sufren de alguna enfermedad mental son débiles y que sólo necesitan fuerza de voluntad para salir adelante. O que las personas con alguna afección mental están “locas”.

Es así como se crean barreras para su prevención, sobre todo por falta de información y educación: “La gente le tiene muchísimo temor a la enfermedad mental, entre otras cosas por desconocimiento”, afirma a Deutsche Welle la directora del Comité Científico de la Asociación Colombiana de Psiquiatría (ACP), la Dra. Marcela Alzate.

La enfermedad genera vergüenza a la hora buscar a un psicólogo y por medio del estigma “se rechaza a los pacientes con enfermedad mental, se rechazan los síntomas mentales y se rechaza el equipo de salud”, añade la Dra. Alzate. Esto genera exclusión y discriminación.

Como consecuencia, las personas tratan “de solucionar el problema por su propia cuenta”, dice la investigadora Martínez a DW. Pero es importante saber “que una problemática psíquica es una problemática que cualquier persona puede tener en algún momento de su vida y que es bueno pedir una ayuda y poder verbalizar lo que le está ocurriendo, que no es algo que le sea vergonzante, ni que se exija que el sujeto lo resuelva sólo”, afirma el psiquiatra argentino Dr. Tesone.

El machismo influye

El estigma alrededor de la salud mental se da en todo el mundo y “es un fenómeno que no se puede explicar claramente, ni es propio de una cultura”, dice la Dra. Alzate, psiquiatra de la ACP.

Sin embargo, la Dra. Martínez resalta que el factor del machismo “puede ser también algo relevante, porque efectivamente eso también se da en todo el mundo, pero particularmente en América Latina”.

Según la investigadora chilena, el machismo ha creado estereotipos como “los hombres no lloran” y así se ha dejado poco espacio para que los hombres expresen sus emociones.

En el caso de las mujeres, cuando presentan un problema de salud mental, simplemente se afirma que “está con la regla, que son las hormonas, que son muy emocionales”. Todos estos estereotipos avivan los estigmas alrededor de las enfermedades mentales.

Se evidencian algunas mejoras

Un monitoreo sobre la salud global 2022 de Ipsos reveló que en los países latinoamericanos hay diferencias significativas sobre la preocupación en cuanto a salud mental. En Chile, por ejemplo, 62% de los encuestados consideran las enfermedades mentales como un problema de salud principal, mientras que en México sólo un 15%. Aunque los porcentajes se muestren todavía insuficientes, la encuesta mostró un aumento global de cinco puntos porcentuales entre el 2021 y 2022, incluidos los países latinoamericanos.

El aumento lo evidencian también los expertos: El Dr. Tesone afirma que en Argentina se ha normalizado más el ir a visitar al psicólogo, porque la salud mental ha dejado de ser algo íntimo.

En Chile “se ve que la generación de las personas más jóvenes está más disponible para hablar del tema de salud mental”, dice la Dra. Martínez.

Y según la Dra. Alzate, en Colombia también se han hecho campañas para combatir el estigma, como “hablemos de salud mental”. Todo esto muestra que los países de la región están cada vez más dispuestos a hablar sobre el tema.

La inclusión como parte de la solución

Para seguir combatiendo el estigma es necesario que las personas con enfermedades mentales sean incluidas en todos los aspectos: “Por ejemplo, empleadores que puedan atender personas, que puedan tener contratadas personas que tengan alguna forma de enfermedad mental, incluir a los pacientes con enfermedad mental dentro de las familias e incluirlos en los grupos de compañeros del colegio” afirma la directora del Comité Científico ACP.

El Dr. Juan Tesone, de la Universidad de Buenos Aires, afirma también que la educación sanitaria requiere de “políticas públicas de inclusión”, sobre todo en los colegios: “A veces las depresiones se pueden manifestar como un enojo, como desgano o falta de voluntad, y si desde la primaria se les enseña a los chicos a calificar sus emociones, creo que todo puede ser un beneficio para los niños y para cuando sean adultos”.

“Las palabras importan”

El estigma puede ser combatido cambiando la narrativa en torno a las enfermedades mentales. Por ejemplo, los expertos concuerdan en que muchas palabras referentes a trastornos mentales se utilizan como insulto, como: “Deje de ser esquizofrénico”. Aquí juegan los medios de comunicación también un papel importante ya que a veces estigmatizan la salud mental en sus titulares.

Por ejemplo: “Vivimos en un país bipolar”. Por eso, la dra. Martínez recomienda que los medios de comunicación, y sobre todo las redes sociales, sean ocupados con narrativas más positivas. Es así como la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), con el respaldo de especialistas latinoamericanos, creó una guía “Las palabras importan” para ayudar a que los medios y las personas sepan de qué manera comunicar los temas de salud mental.