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Según la presidenta del Colegio de Nutricionistas, Cecilia Sepúlveda, el consumo excesivo de sal puede tener graves consecuencias en la salud, como la hipertensión que puede derivar en otras enfermedades. La Organización Mundial de la Salud recomienda menos de 2000 mg/día de sodio para un adulto promedio, pero la ingesta mundial es de 10,8 gramos. El sodio es esencial para el organismo, pero su sobreconsumo puede provocar retención de líquidos y aumentar la carga renal, incrementando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. La experta destaca que la industria alimentaria ha añadido sal a muchos productos, lo que puede llevar a un consumo excesivo sin necesidad. Recomienda una alimentación balanceada y evitar alimentos procesados ricos en sodio, para prevenir enfermedades como la hipertensión, que afecta a una gran parte de la población chilena.

Si hay un condimiento infaltable en las comidas chilenas, es la sal. Este producto usado históricamente para conservar y acentuar los sabores de los alimentos, es un ingrediente cuyo consumo excesivo es un factor que incide en el aumento de enfermedades.

En conversación con BioBioChile, Cecilia Sepúlveda, la presidenta del Colegio de nutricionistas, explicó cómo este condimento afecta al organismo, ya que un consumo problemático, puede provocar hipertensión, la enfermedad que es la puerta de entrada a otras patologías.

El sodio y su función en el organismo

La sal es uno de los condimentos más consumidos a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),la media mundial de ingesta son de 10,8 gramos. Mientras el consumo saludable asciende a menos de 2.000 miligramos al día para un adulto medio, informó la OMS.

Pero, en principio, ¿cuál es su función en el organismo? De acuerdo con Sepúlveda, el sodio en la sangre, cumple un rol fundamental para mantener el cuerpo en condiciones saludables. “El sodio entra a la célula y se mantiene adentro de la sangre. Entonces su función es que el nivel de sangre se mantenga y si tú te deshidratas, el riñon pesquisa esa deshidratación, y lo que hace es activar un sistema para producir sodio, para que atraiga el agua”, aclara de entrada.

Ahora bien, cuando hay un consumo excesivo de sodio, el riñon compensa la carga de sodio proveniente de los alimentos ultraprocesados. “Al aumentar la retención de agua, se produce un aumento del volumen sanguíneo y ese aumento va a significar que va a necesitar más trabajo cardíaco para poder depurar toda esa sangre y dará más trabajo a todos los órganos”, agrega Sepúlveda.

La demanda de sal

La nutricionista explica a BBCL que el organismo necesita naturalmente un aporte de sal (cloruro de sodio), que es un elemento que puede ser encontrado en una alimentación saludable que contenga frutas, verduras, lácteos, legumbres, huevos y pescado.

Según un estudio de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), el sodio se encuentra en el 70% de los alimentos envasados y preparados, consignó Infobae.

En esta misma línea, la experta advierte sobre los efectos negativos del exceso de sodio en el organismo. “Al haber mayor retención de líquido, aumentas el trabajo renal y también hay una mayor posibilidad de recargar el sistema cardiovascular”, complementa Sepúlveda.

“Igualmente a largo plazo está el riesgo de padecer hipertensión que puede generar un daño renal”, sostiene.

Asimismo, la especialista recuerda que un sobreconsumo de sodio, es potenciado por un estilo de alimentación poco saludable, además del tabaquismo y sedentarismo.

El sodio: el ingrediente presente en (casi) todas las comidas

Usualmente, las marcas utilizan cloruro de sodio y potasio para potenciar los sabores de sus productos. Aunque ahora, describe Sepúlveda, “La industria, para que todo sea más rico, le ha ido agregando sal a los alimentos”.

Por lo que es común observar en las góndolas de los supermercados, alimentos que mantengan altos índices de sodio, desde galletas, cereales y snacks como las papas fritas.

Evgeniy Alekseyev | Pexels

En ese sentido, Cecilia Sepúlveda aclara que hay poblaciones que son más vulnerables a los accidentes vasculares y que un accidente cerebrovascular (ACV) “no te va a pasar por comer un mes con más sal, sino que un ACV es el evento final de un proceso degenerativo, entonces estos procesos se han visto que parten desde incluso, en el embarazo”, afirma a la presente redacción.

Por ejemplo, la nutricionista explica que la población de sobre 30 años es proclive a sufrir un accidente cerebrovascular debido al estilo de vida poco saludable. Al respecto, en lo posible es recomendable ingerir menos carnes procesadas, como las salchichas, jamones, tocino y embutidos, que son ricas en sodio y conservantes que pueden elevar la presión arterial y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas.

“El cuidado tiene que ser desde toda la vida, porque el daño que se produce es acumulativo”, puntualiza Sepúlveda.

La hipertensión: el impacto de usar demasiada sal

El doctor Jorge Jalil, Presidente de la Sociedad Chilena de Hipertensión y Cardiólogo de la Red de Salud UC Christus afirmó a BioBioChile que una de las complicaciones derivadas de la ingesta de sodio es que en Chile 3 de cada 4 adultos sobre 65 años son hipertensos. “Es muy alto el número de población con hipertensión arterial. El adulto mayor es un paciente que necesita tratamiento para prevenir complicaciones como el ataque cerebral, cardíaco, la demencia y el cáncer”, detalló en un artículo anterior de BBCL.

“Se requiere una forma rigurosa para tomar la presión y hacer el diagnóstico, es un tratamiento de mucho tiempo, de por vida. Cada vez estamos viendo gente más joven en Chile hipertensa, eso está asociado a obesidad y sobrepeso en nuestro país”, advierte el médico.

“La genética también es importante, si uno o los dos padres lo son, las posibilidades son más altas para los hijos”, concluye Jalil.

Recomendaciones para la reducción de la ingesta de sal

  • Para los adultos, la OMS recomienda una ingesta inferior a 2000 mg/día de sodio (el equivalente a menos de 5 g/día de sal: poco menos de una cucharadita).
  • En el caso de los niños de 2 a 15 años, la OMS recomienda ajustar la dosis del adulto a la baja en función de las necesidades energéticas de aquellos. Esta recomendación para los niños no atañe al periodo de lactancia materna exclusiva (0-6 meses) ni a la alimentación complementaria durante la lactancia materna (6-24 meses).
  • Toda la sal que se consume debería ser sal yodada (fortificada con yodo), algo esencial para el desarrollo saludable del cerebro del feto y del niño de corta edad y para optimizar las funciones mentales de las personas en general.