Este 17 de mayo celebramos un nuevo Día Mundial del Reciclaje y recién empezamos a visualizar algunas luces para enfrentar el insostenible volumen de basura que generamos.

Ya es tiempo de reducir los 10 millones de toneladas anuales de residuos sólidos que van a parar a vertederos y rellenos sanitarios chilenos, transportados por miles de camiones que usan millones de litros de petróleo. El reciclaje juega un papel crucial en la reducción de las emisiones y la mitigación del cambio climático.

La producción de materiales reciclados requiere menos energía que la fabricación de productos a partir de materias primas vírgenes. Un dato a tener presente es que Chile tiene la menor productividad material de todos los países de la OCDE: para el año 2019, generamos apenas US$0,44 por cada kilogramo de material que utilizó la economía, mientras que el promedio de la OCDE fue de US$ 2,88.

La buena noticia es que en septiembre comenzará a regir el Decreto de la Ley REP que entrega cuotas de recolección para el sector de envases y embalajes. Reciclar una botella no será un acto solidario ambientalmente, sino una responsabilidad legal ineludible.

¿Estamos preparados para este desafío? La respuesta es compleja. No basta con la simple voluntad del regulador, se requiere que el productor asuma su deber, que el consumidor se comprometa y aprenda a reciclar, construir infraestructura para valorizar, modificar contratos de recolección, coordinar actores y lo más importante educar permanentemente a la población. El desafío que supone la recolección segregada del ámbito domiciliario es un buque enorme que mover que requiere de mucha energía.

Otra muy buena noticia es el proyecto de Ley de Residuos Orgánicos, recientemente aprobado por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad. La nueva norma busca avanzar hacia una mejor gestión de estos desechos y así facilitar su aprovechamiento, convirtiéndolos en compost o energía.

Se trata de residuos que en su gran mayoría son generados en las ciudades, y avanzar con ellos es dar pasos adelante en la economía circular. Un mejor aprovechamiento de los residuos orgánicos aumentará la tasa de reciclaje de envases y embalajes al evitar pérdidas por contaminación de los materiales potencialmente reciclables (MPR).

Para apoyar el reciclaje, la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de CORFO trabajó junto al sector privado la creación del sello #ElijoReciclar que identifica productos con un alto grado de reciclabilidad y así informar a los consumidores sobre la materialidad para facilitar la segregación en origen.

Útil: sí; suficiente: no.

Estamos convencidos que para avanzar con más fuerza es necesario un trabajo coordinado de distintos actores que aborden los desafíos de acuerdo a las realidades locales, atendiendo a sus especificidades y a sus potencialidades. Para ello, trabajamos en el programa Territorios Circulares que, junto a los gobiernos regionales, busca priorizar brechas y elaborar participativamente propuestas de soluciones a nivel municipal, pero con una mirada regional, donde aumentar el reciclaje y eliminar la basura es el punto de partida. Clave resulta monitorear el avance en circularidad de las empresas y del territorio, con objetivos a corto, mediano y largo plazo.

Por ahora, como consumidores, debemos estar atentos y comprender la misión que se nos entrega, reciclar bien. Las autoridades deberemos también facilitar y disponer de las herramientas necesarias para que el desafío se concrete y las empresas deberán poner toda su capacidad de innovación y flexibilidad. De esta o salimos todos juntos, o no salimos.

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