A fines de marzo fuimos impactados con las imágenes de un voraz incendio de un edificio ubicado en la comuna de Vitacura, afectando al restaurante “Bocacielo”, ubicado en el piso 15. La emergencia incluyó problemas con la evacuación, la alarma, falta de gente entrenada, falta de procedimientos, etc.

Ante la situación bien cabe preguntarse si, luego de dos años encerrados por el coronavirus, estos temas de emergencia que vuelven con la presencialidad se encuentran actualizados y regularizados. Al menos surge una duda razonable al ver a los propietarios pelear con el administrador del edificio por lo sucedido y al ver el escenario, las actuaciones de los usuarios, todas acciones y condiciones que dieron origen al incendio y a su propagación.

La verticalización de las ciudades chilenas es un fenómeno necesario que a mucha gente le interesa, aunque requiere de una comprensión especial. No se trata sólo de vivir en un departamento. El concepto de altura en una edificación o directamente “edificio en altura” podría resultar relativa y se podría discutir en términos de las múltiples definiciones que surgen. Lo que finalmente podríamos decir es que lo que diferencia a un edificio en altura de los demás edificios es precisamente su elevación.

Conceptualmente, podemos considerar que un edificio en altura es aquel que tiene un impacto importante en las condiciones de evacuación de sus ocupantes en caso de emergencia. Los edificios de gran altura tienen una perspectiva especial desde el punto de vista de la protección contra incendios, que abarca desde el diseño del edificio hasta su propio uso.

Lo preocupante es que cuando una edificación no está a ras de tierra o suelo y es de gran altura, hay muchos pisos inaccesibles desde el exterior, lo que produce que tanto la evacuación del edificio como el ataque al fuego deban realizarse desde el interior.

Cuatro condiciones

Un edificio en altura pretende, en palabras simples, tener muchos departamentos en una superficie reducida ocupando precisamente la altura, lo que trae grandes desafíos desde el punto de vista de la seguridad y sus ocupantes.

La evacuación de una gran cantidad de personas, la implementación de un sistema de detección y alarma temprana, la compartimentación vertical y horizontal, instalaciones de red húmeda y red seca, la extinción del fuego considerando la dificultad que enfrentan los bomberos para acceder a los pisos más altos, planes de emergencia, simulacros, usuarios entrenados, etc. Todos estos temas tienen directa relación con las consecuencias que podemos observar en los incendios y que -finalmente- pueden terminar en grandes tragedias.

Dicho eso: cuántos planes de emergencia están durmiendo el sueño de los justos, cuántos planes no han sido ensayados, cuántos sistemas de detección de alerta temprana de extinción no han sido revisados por organismos técnicos. Es probable que nos encontremos con más de una sorpresa.

El diseño de los edificios siempre debe asegurar que se cumplan las siguientes cuatro condiciones:
1) que se reduzca al mínimo el riesgo de incendio en cada edificio;
2) que se evite la propagación del fuego, tanto al resto del edificio como desde un edificio a otro;
3) que se facilite el salvamento de los ocupantes de los edificios en caso de incendio;
4) que se facilite la extinción de los incendios.

Todo esto hace pensar que ya es hora de que hagamos lo que se debe: actualizar el plan de emergencia, ensayar, reparar y hacer mantención a señaléticas, luces de emergencia, sistemas de detección, sistemas de alerta, red húmeda, red seca y vías de evacuación, por señalar algunas de las más importantes el día del incendio.

Esperemos, entonces, que los edificios en altura puedan superar así el coronavirus de la emergencia sanitaria.

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