Estamos entrando en una era de cambios fenomenales. Hasta ahora, el capital era una cosa importantísima en el desarrollo de los países, pero de aquí en más la capacidad de inteligencia en una sociedad empieza a ser un factor decisivo.

Los latinoamericanos necesitamos meter una fortuna en la cabeza de los que están naciendo para que estén a la altura de los tiempos que vienen.

Porque el mundo se va a ir dividiendo, como dice Harari, en los irrelevantes y los dueños del conocimiento del otro lado. Si nos quedamos de brazos cruzados no vamos a servir ni para que nos exploten porque no nos precisan.

¿Por qué? ¿Por que esta revolución tecnológica? Los economistas dicen que cada vez que ha habido un avance tecnológico aparecen nuevas fuentes de trabajo. Pero ahora apareció un fenómeno que sustituyó el tejido nervioso. Es una revolución de otra categoría. La agricultura del futuro van a ser unos palos robotizados que van a ir haciendo agujeros donde ponen la semilla con fertilizante y todo lo demás. No habrá tractores ni nada de lo que conocemos. Ni gente.

Entonces se necesita una sociedad muy inteligente, muy capacitada. La plutocracia tendrá que entender que van a tener que pagar ciertas máquinas para mantenerlas, para mantener a la gente, porque la gente va a vivir más y va a servir menos.

Puede ser maravilloso para la especie humana si los robots trabajan para el confort de la humanidad. ¿Quién dijo que el hombre era una animal trabajador? Aprendió a trabajar por necesidad. Lo poco que sé de los pueblos primitivos es que trabajaban lo menos que podían. Dos horas. El hombre aprendió por la necesidad.

Es irracional creer que el hombre es trabajador… pero es jodón: le gusta divertirse, le gusta tener distracciones, cultura, todo lo demás. Eso sí, hasta los primitivos ya pintaban, poniendo la mano.

Sería maravilloso que las maquinas mantengan a los hombres. Pero a ver, hay que ver que estemos a la altura de esta civilización. Qué es lo que está pasando, que la tecnología avanzó mucho más en valores que nosotros. Y entonces esta humanidad empieza a parecer como un mono, como un gorila con una ametralladora.

El teléfono no tiene la culpa. Es maravilloso. Un muchacho anda con una universidad en el bolsillo, pero como el muchacho no está a la altura de la tecnología lo usa para cualquier inmundicia. Entonces la culpa no es de la tecnología, la culpa es que como seres humanos no hemos evolucionado tanto como evolucionó la tecnología.

Por eso hay que pelear por mejorar la calidad humana. Eso se llama cultura, conocimiento y ejemplo.

No me quiten la utopía.

Opinión publicada originalmente en Deutsche Welle.

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