Con la globalización y el masivo uso de RRSS en Chile, hemos podido ver como cada vez existen más personas que ofrecen servicios de Terapias Alternativas: desde la conocida astrología, pasando por el esoterismo, reiki, brujería, santería y otros derivados que van naciendo día a día.

Pareciera que el declive de la hegemonía que tuvo durante décadas la Iglesia Católica, ha abierto la puerta a nuevas formas de expresión espiritual. La faceta espiritual del ser humano es algo reconocido y validado en muchos estudios de filosofía, antropología, sociología y psicología. Sin embargo ¿esto significa que ha de ser válida cualquier expresión espiritual en nuestro contexto social?

¿Por qué si en el campo de la psicología se ha declarado ilegal realizar ciertas terapias al ser consideradas nocivas para el ser humano, no se podría realizar lo mismo con estas terapias alternativas? ¿Cuál es el límite de la libertad de expresión y la agresión directa o indirecta?

Desde mis conocimientos como psicoterapeuta, la religión o espiritualidad no es un problema en sí mismo, incluso podría ser un factor positivo para la salud mental. Pero cuando la espiritualidad es vivida desde ciertas dinámicas abusivas o de manipulación, siempre terminan realizando un daño a la persona. Esto también va para la práctica psicoterapéutica.

Estas últimas semanas hemos sido testigos de algunas noticias de cómo algunos terapeutas alternativos o canalizadores de lo espiritual prometen sanación de cualquier enfermedad, o cobran por “hablar con extraterrestres” para darnos un mensaje de sanación e incluso de extorsión por no pago de “amarres”.

Creo que todos los que nos dedicamos a hacer terapias abocadas a mejorar la salud mental de las personas, necesitamos regirnos con ciertos parámetros de base. Libertad de expresión no puede transgredir la libertad de los usuarios de estos servicios. Se hace necesario que las ciencias sociales asuman un rol preponderante en esta materia, donde pueda determinar parámetros básicos, donde todos los servicios terapéuticos se puedan basar en una relación horizontal, con información clara, con fundamentos sólidos y libre de todo tipo de abusos. Recordemos que hace solo unos meses se ha promulgado los derechos de los usuarios en salud mental, y el primero de estos es ser reconocido como “sujetos de derecho”.

Camilo Aguilera Bastías, psicoterapeuta y docente universitario.

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