En nuestra actualidad contamos con una crisis mundial en lo que refiere a la salud mental de las personas. Esto tiene como consecuencias costos en calidad de vida, económicos, productivos, etc.

Uno de los factores que dificultan más su solución es la gran cantidad de ignorancia respecto al tema, donde muchas personas buscan ayuda en soluciones no comprobadas o con un sustento disciplinar pobre.

Ahí entran muchas terapias alternativas y también el Coaching, en donde muchas veces el coach te promete felicidad si sigues un riguroso entrenamiento. Pero ¿Qué hay detrás de esto? El Coaching busca una validación similar a la psicoterapia, siendo un ejercicio totalmente distinto a esta. Aquí les refiero algunas de sus diferencias:

• El coach se centra en objetivos específicos acordados con el cliente, siempre asociados a metas concretas en distintas áreas (trabajo, deportes, religión, familia, pareja, etc.).

El psicoterapeuta se centra en un objetivo general que es la salud mental, desde ahí se derivan objetivos específicos contextualizados a la realidad de la persona.

• El coach tiene una metodología directiva, aunque sus objetivos no son directivos como vimos anteriormente. Sin embargo, como el objetivo es específico, todas sus herramientas son dirigidas hacia esta meta.

El psicoterapeuta tiene una metodología fundada desde las ciencias que estudian a la persona desde hace siglos: fundamentos filosóficos, antropológicos, biológicos, etc. No busca dirigir, sino facilitar procesos psíquicos. Como el objetivo es subjetivo: bienestar… las metas van variando acorde a la persona.

• El coach puede usar la manipulación y la coerción como técnicas, aunque pueda dañar la salud mental de la persona, por ejemplo: la reconfiguración del lenguaje (coach ontológico), pedir el “decretar que tú puedes”, pensamiento positivo, incitar emociones fuertes al conectar con angustia del cliente para usarlo como motor, etc.

El psicoterapeuta tiene como fin la salud mental de la persona, por ende, ha ido desarrollando técnicas para lograr el bienestar psicológico, aunque este bienestar pueda estar haciendo ruido con alguna meta específica de la persona (lo contrario al coach).

• El coach busca motivar a que el cliente logre sus metas desde sus propias capacidades, aunque no comprenda a cabalidad la psicología humana (tipos de personalidad, trauma, discapacidad, neurodivergencia, emocionalidad, cognición, conducta, contexto, etc.). Por ende, no tiene un conocimiento apropiado de las capacidades reales del ser humano.

El psicoterapeuta no tiene como fin motivar, sino que busca orientar y facilitar procesos que lleven al alivio emocional, teniendo una comprensión biopsicosocial de la persona.

Como conclusión, el coach puede ser útil con objetivos específicos, pero no ayudando directamente a la salud mental. Antes de ir a un coach, pregúntate si estás seguro de que no lo haces porque estás infeliz y crees que eso que te ofrece el coach te dará la felicidad que deseas.

Camilo Aguilera, psicólogo.

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