Durante el presente año, nuestro país se ha visto sometido a un gran desafío. La pandemia que afecta tanto a Chile como al mundo ha golpeado a nuestra región afectando a todos y a cada uno de sus habitantes.

Ante esta difícil situación, se hacen necesarias respuestas y acciones de la sociedad en su conjunto, sin distinción. El esfuerzo de cada uno de nosotros es un grano de arena que nos permitirá salir adelante. Esto resulta fácil de decir, sin embargo, sin una orientación clara es muy complicado llevarlo a la acción. Es por ello, que me gustaría usar como referencia el ejemplo de un hombre excepcional, quién, hace más de dos siglos, debió enfrentar tiempos iguales o más complejos que el que estamos viviendo. Me refiero a Don Bernardo O’Higgins Riquelme, quien mediante sus acciones constituye, hasta el día de hoy, una guía para momentos difíciles.

El hombre nacido un 20 de agosto de 1778 enfrentó permanentemente sus desafíos amparado en principios de reconocimiento de las diferencias entre los integrantes de la comunidad, dando valor al mérito por sobre el origen social y buscando el bien del país por sobre su vida personal.

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Esta es la guía que deberíamos seguir, un ejemplo claro y concreto que nos permitirá crecer tanto individual como colectivamente, en una región que sabrá salir adelante de éste y muchos otros retos que deberá enfrentar
- Teniente coronel, Felipe Videla

Durante toda su vida Bernardo O’Higgins tuvo la oportunidad de conocer, valorar y respetar las características de nuestros pueblos originarios. A muy temprana edad asistió al “Colegio de Naturales de Chillán” donde tuvo la oportunidad de compartir con jóvenes de origen mapuche, conocer su cultura y aprender su lengua, la cual terminó dominando de buena manera.

Más tarde, luego de asumir como Director Supremo, promulgó un decreto en el que establecía claramente que todos los integrantes de los pueblos originarios, podían ser reconocidos y llamados chilenos, no diferenciándolos del resto de la población y, por tanto, asegurando su igualdad de derechos y oportunidades. Así también, al crear el emblema patrio, O’Higgins como una manera de reconocimiento al pueblo mapuche y tomando como referencia el estandarte de combate de Lautaro, incorpora el Guñelve (Wüṉyelfe) o estrella de Arauco. Esto lo hace en la forma de una estrella solitaria en un fondo azul a la izquierda de nuestra bandera.

Enviado por el teniente coronel Felipe Videla
Enviado por el teniente coronel Felipe Videla

Finalmente, en la postrimería de sus días, el libertador siguió manteniendo su amistad y relación cercana con integrantes de distintas etnias. Prueba de ello, son las palabras del Cacique Venancio Coñuepán manifestadas a través de una misiva dirigida al prócer.

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Sólo te diré que por ningún evento decaigas de ánimo y cuando no tengas otro asilo cuenta con tus araucanos.
- cacique Venancio Coñuepán

El respeto por las diferencias, el dar valor al otro sin mirar su origen y la integración intercultural fueron elementos claves para O’Higgins y lo siguen siendo en la actualidad.

Otro elemento que complementa lo anterior, fue el valor que le daba al mérito por sobre la condición social o el origen las personas. Testimonio de esto, es que O’Higgins una vez en el poder, abole todos los títulos de nobleza hereditaria y funda la Legión del Mérito para premiar los servicios prestados a Chile y en especial a las acciones personales por sobre el prestigio familiar o heredado.

Para recibirla había que poseer un distinguido mérito propio y demostrar un ejercicio nunca interrumpido de acciones virtuosas. Así también, al fundar la Escuela Militar el 16 de marzo de 1817, señaló que: “Para ser Oficial de Ejército no se exigen más pruebas de nobleza que las verdaderas que forman el mérito, la virtud y el patriotismo”, siendo una vez más el mérito, pilar fundamental para desempeñarse al mando de la tropa.

Lo anterior, buscaba, sin duda alguna, dejar la delicada misión de defensa del país, en gente que tuviera las competencias y habilidades para hacerlo y no, cómo era costumbre de la época colonial, en oficiales elegidos por sus títulos nobiliarios o cercanía con la corte española. Esto también se puede extrapolar a distintos ámbitos de nuestra sociedad actual, en la cual la única forma para enfrentar los desafíos públicos y privados es a través del esfuerzo propio y el mérito personal.

Sin duda alguna, que para O’Higgins el punto antes mencionado, debía ir siempre en función del amor por la recién formada nación. El patriotismo, según O’Higgins era dejar de lado todo propósito egoísta o interés personal por sobre las necesidades del país y de la totalidad de sus habitantes. Era un sentimiento de amor profundo a su tierra natal, su historia, cultura e integrantes de todo origen. Una gran familia extendida de norte a sur y de mar a cordillera.

Toda su vida fue en función de dar la libertad a su querido país natal. Cuando era un joven estudiante en la lejana Inglaterra, buscó apoyo en intelectuales que abogaban por la independencia americana. Más tarde, ya de vuelta en Chile, fue uno de los primeros en dejar atrás sus negocios agrícolas para partir a luchar por la independencia nacional y finalmente, ya como Director Supremo, decide abdicar de su cargo en beneficio del país y evitando así violentas disputas por el poder. Ese ejemplo de total renuncia de objetivos mezquinos y egoístas en pos de nuestros conciudadanos y de la sociedad en conjunto, es uno de los más difíciles de seguir. Sin embargo, es el único que conduce a caminos de entendimiento y progreso social.

Finalmente, sólo queda señalar que, al recorrer las localidades y pueblos de nuestra región, probablemente nos encontraremos con una imagen de O’Higgins o con una calle en su honor. Esos son los mudos testimonios del ejemplo de un hombre que nos entrega una guía para enfrentar cualquier tipo de desafío. Pues reconociendo y valorando a todos los integrantes de nuestra sociedad, poniendo el mérito personal por sobre cualquier otra condición y finalmente, dejando de lado nuestros propios intereses en procura de soluciones para nuestro país, lograremos alcanzar cualquier meta que nos propongamos.

Teniente coronel Felipe Videla
Segundo comandante del Destacamento Tucapel de Temuco

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