¿Por qué una mediana empresa chilena debe llegar a interponer una demanda ante el Tribunal de Libre Competencia (TDLC) para defenderse de lo que estima una conducta abusiva de una multinacional como Walmart?

Es la pregunta que muchas personas nos han formulado en las últimas semanas, luego de varias publicaciones de prensa que dan cuenta del conflicto que Redtec, empresa de la que soy presidente, mantiene con esta importante empresa norteamericana, uno de los actores más relevantes del retail de nuestro país.

Para responder debo decir, en primer lugar, que nuestra empresa arrienda pallets estandarizados para la industria, elementos imprescindibles utilizados para apilar, transportar y manipular con seguridad diferentes mercaderías y productos. Nuestro producto es un insumo de calidad y clave en la intermediación entre productores, vendedores y clientes finales. Walmart, por su parte, recibe sobre nuestros pallets los productos que vende en sus supermercados. El vínculo contractual de Redtec es con los proveedores de Walmart y no con la multinacional. Además, nuestra empresa no tiene elección. No podemos aceptar que nos digan “si no te gusta el precio que te impongo, elige otra ruta”, porque son nuestros clientes los que deciden dónde envían nuestros pallets.

Entramos al negocio de arriendo de pallets para desafiar el monopolio que ostentaba otra multinacional y darle más eficiencia a la cadena logística, por lo que nos hemos autoexigido altos niveles de eficiencia y responsabilidad. Ofrecemos un servicio de calidad y damos trabajo formal y correcto, cumpliendo todas las regulaciones laborales. Además de nuestros colaboradores directos, trabajamos con internos del Centro Peniteniario de Rancagua que fabrican nuestros pallets a través de un convenio con la Fundación Cimientos, de la Cámara Chilena de la Construcción, pagándoles el mismo valor que al resto de los proveedores.

¿Qué ocurrió? En realidad, lo mismo que sufren miles de proveedores pequeños y medianos en sus relaciones con algunos grandes compradores: conductas abusivas que progresivamente fueron aumentando de intensidad, como la retención por la fuerza de nuestros pallets en sus dependencias y en coordinación con nuestro competidor, la entrega a nuestra competencia de nuestra información estratégica de clientes y volúmenes y el cobro por “servicios logísticos” que ya cobran a sus proveedores de mercaderías. ¿Le parecería lógico a usted que una autopista le cobrara adicionalmente al rent a car por los autos de su propiedad que la utilizan, además del peaje que le cobra a los conductores que arrendaron los autos?

Como parte del abuso constante de su posición dominante que esta empresa extranjera ejerce hacia nosotros, Walmart no reconoce que operar con nuestros pallets les aporta valor y no quiere pagar por el uso de éstos en sus propios productos. Nos acusa, en cambio, a nosotros de ser free raider (recibir un beneficio sin pagar por él), pero no lo somos. Solo nos rebelamos a tener que pagar por algo que ya pagan nuestros clientes. El verdadero free raider es Walmart, que se aprovecha de la demanda generada por las marcas de sus proveedores para vender sus marcas propias, que comercializa con mínima inversión y riesgo.

Recurrimos al TDLC luego de muchos años de soportar estas conductas abusivas por temor a las represalias, siempre intentando llegar a un acuerdo que permitiera compatibilizar los intereses de ambas partes. Sin embargo, lo que representó un punto de inflexión fue que en abril del año pasado Walmart nos demandó por el pago de facturas emitidas unilateralmente y sin acuerdo de las partes. Ello reveló que sus conductas habían llegado a un límite intolerable.

Cuando tomamos la decisión de demandar a este Goliat del retail internacional, sabíamos que lo hacíamos como un acto de valentía no sólo por nosotros, sino como un testimonio de confianza en el emprendimiento, que es un factor crucial del progreso de la sociedad moderna, pero que requiere como condición indispensable que exista un mecanismo eficaz para desincentivar y sancionar los abusos. Como todos saben, el emprendimiento requiere de un ecosistema que garantice la Libre Competencia. EE.UU., país del cual viene Walmart, sanciona duramente conductas como las descritas, y cuenta con un sistema regulatorio que vela porque todos los actores del mundo económico tengan, con independencia de su tamaño, las mismas oportunidades de crecer y desarrollarse.

Para ello, es fundamental el respeto a las normas de convivencia entre empresas grandes, medianas y pequeñas, que actúan con transparencia y lealtad para lograr mejores condiciones que beneficien a los consumidores.

Lo que ocurra con nuestro caso, será un antecedente relevante en la batalla por un mercado más justo e inclusivo por el que trabajan hoy gremios empresariales que representan a la pequeña y mediana empresa, como la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), la Asociación de Emprendedores de Latinoamérica (Asel), la AGIP, la Sofofa y el propio presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio.

Rodolfo Ham Valdés
Presidente Redtec S.A.

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